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¿Modernizar?. 25.01.2007


Desde las primeras décadas del siglo XX esta noción ha significado en Cali, y en general en el país y toda Latinoamérica, imitar el mundo desarrollado. Primero a Europa y después a Estados Unidos. Peor aun, contentarse apenas con copiar imágenes de moda supuestamente modernas. Cambiar de “look”, como nos informan que van a hacer con los edificios de La Tertulia. Lo que sería solo otra expresión “light” de la prensa si no se tratara de una cuantiosa inversión financiada con los impuestos de los contribuyentes y de un lugar emblemático de la ciudad. De una institución que merecería un tratamiento mas serio considerando lo mucho que significó en años pasados para Colombia y no solo para Cali.
La sucesivas modernizaciones de Cali solo han representado la destrucción sistemática de su patrimonio construido, y con el parte de nuestra identidad, barbaridad que aun hay quien aplauda. Esta acción típicamente tercermundista se inicio entre nosotros en Bogotá, después de los incendios del 9 de Abril de1948, y repercutió aquí, 20 años después, con la disculpa de los Juegos Panamericanos y posteriormente con el “boom” del negocio inmobiliario que generó el lavado de dineros del narcotráfico. Y el mal gusto que la acompañó nos ha penetrado de arriba abajo, como se ve en las vergonzosas “decoraciones” navideñas y en las gatitas “apanteradas” como de circo que pusieron rodeando el autentico gato de Tejada, y que pronto se confundieron con las figuras grotescas de la última navidad, que de nuevo invadieron incluso a La Tertulia.
Paralelamente se había iniciado en Bogotá a finales de la década de 1960, con la construcción de la nueva Guatavita, a donde se trastearon los habitantes del bello pueblo tradicional inundado por la represa del Tominé, lo que se llamó el “guatavitismo”, que se irradió a todo el país y que consistía en hacer pastiches pseudo coloniales, como hay varios en Cali, y que terminó con el despropósito cultural de “guatavitiar” edificios auténticamente coloniales. Ahora en Cali, que desde que se volvió importante con el auge del puerto de Buenaventura ha seguido la moda de mantenernos al día con la penúltima moda, estamos ad portas de invéntanos al fin una moda nueva: “modernizar” edificios modernos, como lo son los de La Tertulia, lo que a estas alturas es mas que otro despropósito cultural.
          Desde luego el museo necesita una reestructuración física, y es muy meritorio el que se haya logrado el apoyo del Estado. Pero debería hacerse a partir de un concurso público de arquitectura posterior a su replanteamiento total, y no asignada a dedo sin criterio, siguiendo el mal ejemplo de la llamada manzana de la cultura que rodea la Biblioteca Departamental. Lo moderno es la democratización de la cultura y las instituciones públicas y no continuar con su manejo autocrático como si fueran todavía las haciendas feudales que caracterizaron esta comarca. Lo pertinente no es cambiar su imagen si no su propósito, pues adecuar costosamente un edificio para albergar permanentemente una colección que no es tan importante como dicen, es continuar con el despropósito de hacer edificios que hay que remodelar a los pocos años.


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