Circulan por Internet algunas
soluciones que planteó el alcalde Rudolph Giuliani hace 10 años para los
problemas de Nueva York, y que resultaron efectivas, con la idea de que serian
aplicables en Colombia. Y la verdad es que son pertinentes:
Nunca soborne ni
acepte sobornos; exija la factura en todas sus compras; nunca le compre a los
vendedores ambulantes; no compre ni consuma drogas; denuncie el narcotráfico y
la corrupción; dé su cooperación solidaria a los
centros de ayuda social de su confianza y no en los semáforos, calles o
esquinas; tire la basura solo en el basurero; denuncie a tiempo los daños de
las alcantarillas para evitar las inundaciones; no compre entradas a los
conciertos, fútbol y otros espectáculos a los revendedores aunque eso
signifique perderse el evento; no cometa infracciones de tránsito y estacione
siempre en los lugares permitidos; no vote por los políticos malos y nunca
apoye personas que no estén en capacidad de ejercer el cargo, que sean
deshonestas, tengan un grupo de apoyo deshonesto, no piensen en el progreso de
la comunidad, o no tengan planes concretos; siempre sea honrado en sus
actuaciones y comentarios y sobre todo no venda su conciencia por quedar bien
con otros: recuerde que todo comienza con uno y termina en uno.
Aquí se podrían
agregar unos cuantos propósitos mas: respete a los peatones; no pite sin
necesidad; no estacione en los “estacionamientos exclusivos”; no trepe su carro
a los andenes; camine siempre por ellos; no los altere para su gusto o
comodidad; cruce solo por las esquinas; no ponga su música a todo volumen ni
prolongue sus fiestas hasta la madrugada; no adquiera los artículos que se
anuncian en las vallas y pasacalles que afean la ciudad, ni siquiera los mire;
no compre en los locales que se adueñan de los antejardines y menos aun en los
que se apropian de las calles, denúncielos; no viva en “torres”
innecesariamente altas; no compre en edificios que incumplan con las normas
urbanas; cumpla con ellas. En pocas palabras no haga ni se haga trampa.
Los
gestores de la idea de transplantar aquí las ideas de Giulinai nos invitan a
cambiar nuestro comportamiento practicando los puntos con los cuales
concordamos, y a intentar hacerlo con aquellos con los que no, para que podamos
vivir en un país donde tengamos el orgullo de decir: ¡yo soy colombiano! Y nos
advierten que estando quietos y en silencio no contribuimos a nada. También nos
instan a divulgar este mensaje para contribuir a una Colombia mejor que tiene que
comenzar con cada uno de nosotros. Nos dicen que no es fácil pero que nada es
imposible.
Es
cierto; es dificilísimo. Nos volvimos una cultura de la trampa y lo aterrador
es que aquí no siempre es posible evitarla (trate, por ejemplo, de caminar o
manejar en Cali sin infringir alguna norma del Código Nacional de Transito). Y
habría que comenzar por que entendamos que al hacerle trampa a los demás nos la
estamos haciendo a nosotros mismos, que el asunto no es de tonto orgullo
ventijuliero sino de convivencia y calidad de vida, y que temas como el consumo
de drogas no aplican (precisamente su penalización ha contribuido enormemente a
que nos volviéramos mas tramposos y violentos; y menos tolerantes). Pero tienen
toda la razón advirtiéndonos que no nos quedemos quietos y en silencio.
Opinemos y escuchemos…sin hacer trampa.
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