Además de llenar las calles de turupes
(en lugar de tapar sus huecos), ahora les ha dado por convertir los parques en
zonas verdes. Es cómo si no entendieran, por ejemplo, que una cosa es una
cocina y otra muy distinta un comedor. Que se puede comer en la cocina pero no
cocinar en el comedor. ¿A quien se le ocurre construir en el Parque del
Acueducto, uno de los mas bellos y “naturales” de la ciudad, una cancha de
fútbol? ¿En que estaban pensado los que sembraron palmas que serán muy altas
debajo de las líneas primarias de la energía que pasan a lo largo de la carrera
cuarta, por detrás del Intercontinental, que en unos años tendrán que ser cortadas?
¿O serán tan ingenuos de pensar que las líneas van ha ser retiradas, como han
dicho? Mas vale son cínicos pues si es así, lo primero era haberlas puesto
subterráneas antes de sembrar las palmas. ¿A quien se le ocurre hacer allí
peligrosos andenes de 40 centímetros de alto para que no trepen los carros
cuando basta con 23? En caso de necesidad los peatones no pueden subir ni bajar
con facilidad, y su altura los induce a caminar por las calzadas.
¿Quien
ve por el correcto diseño de los espacios públicos de la ciudad? ¿Quién
responde de que no se “cocine” en sus parques ni se “coma” en sus zonas verdes
y que cuando se decida hacerlo se diseñe una adecuada “cocina comedor”? El
diseño de espacios es mas complejo que el de edificios. Al fin y al cabo las ciudades
aparecieron mucho después, y sus poquísimos espacios urbanos públicos (la
calle, la plaza, la explanada, el parque, la alameda, la avenida) se
configuraron poco a poco a lo largo de varios milenios, mientras que los
aportes de la modernidad (la zona verde, la autopista, el separador y los
cruces a varios niveles) llegaron juntos y de repente hace unas pocas décadas.
Y el problema es que la modernidad en estos países tan poco modernos hace
pensar a muchos incautos que todo se debe –y se puede- cambiar, y creen
tontamente que entonces se puede cocinar en el comedor y lo convierten en un
espacio promiscuo pero sin el carácter y belleza de lo primitivo de una
verdadera maloca. El parque y la zona verde pueden llegar a estar juntos pero
no es fácil revolverlos y jamás serán lo mismo.
Además
de un plan general del espacio publico, que ya fue realizado, la ciudad debería
contar con normas y especificaciones para que el diseño o rediseño de sus
parques y zonas verdes sea el mejor. Este debería hacerse siempre mediante
concursos públicos cuyo resultado se debe dar a la comunidad con suficiente
antelación para poder recoger sus opiniones y sus críticas antes de realizar el
proyecto final. Esta tarea, por supuesto, debería ser de Planeación y no de
otras secretarias del Municipio, que suelen disponer del espacio público
alegremente. Y hay que acabar con esa nefasta practica de ceder el diseño de
los parques y zonas verdes a entidades particulares, solo por que quieran donar
su mantenimiento, pues terminan apropiándose de ellos con avisos, guardias
privados y todo. Si hay algo que no se debe privatizar es el espacio público,
justamente, que es lo que de hecho ha sucedido con muchos los pocos andenes con
que cuenta Cali. Y desde hace un tiempo con varios de sus parques, zonas verdes
y separadores con el agravante de que sus nuevos “dueños” confunden en ellos
“cocinas” con “comedores”.
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