Ir al contenido principal

Nuestro norte esta al lado. 05.08.2004

En nuestra condición de culturalmente dependientes solo miramos, con una prioridad que nos es impuesta, la arquitectura norteamericana, europea y japonesa; la del mundo desarrollado. Y cuando nos ocupamos de lo “nuestro” apenas vemos la del sur de Suramérica pese a que tenemos paisajes y sobre todo climas muy diferentes. Pese a que compartimos tradiciones urbanas y arquitectónicas con argentinos, chilenos y brasileros del sur, aquí vivimos es en el trópico. Para peor de males solo vemos de las estrellas internacionales sus imágenes en revistas españolas, que nos muestran solo lo que les interesa a ellos en su asenso hacia el mundo desarrollado. A pesar de que hay buenas publicaciones en algunos de los países con los que, al este y el oeste, compartimos geografías, historias y circunstancias, nos son desconocidas.

Arquitectos como Hassan Fathy en Egipto, Sir Geoffrey Bawa en Sri Lanka, Charles Correa y Raj Rewal en la India, Sedad Eldem en Turquía y otros en Marruecos, Egipto y Corea, Singapore, Indonesia son ignorados. Y por supuesto a Carlos Raúl Villanueva, Jesús Tenreiro o Gorka Dorronsoro en Venezuela, Álvaro Malo o Luis y Diego Oleas en Ecuador, Juvenal Baracco en Perú, Luis Barragán o Carlos Mijares en México, Bruno Stagno en Costa Rica o Luiz Paulo Conde en Brasil no les damos la importancia que deberían tener para nosotros. No buscamos variaciones pertinentes a nuestras circunstancias; solo seguimos las formas del mundo desarrollado, acostumbrados a que casi todo viene de afuera. Productos de la transculturación, difícilmente la entendemos. Somos provincianos al tratar de evitarlo.

Deberíamos mirar mas las arquitecturas con las que compartimos tradiciones, climas y paisajes, construir una teoría a partir de nuestras circunstancias, incluyendo (que remedio) las influencias que nos llegan y eliminar lo superfluo. Nuestro trópico no es solo el de selvas y calor; las diferentes alturas sobre el nivel del mar producen aquí climas mas templados e incluso fríos pero que, a diferencia de los de países con estaciones, permanecen con muy pocas variaciones a lo largo del año. Sin embargo no nos interesan nuestros problemas ni sus soluciones: nos contentamos con imitar formas ajenas. Despreciamos la arquitectura tradicional –generalmente maravillosa- del mundo subdesarrollado pese a que compartimos con ella antiquísimas costumbre, usos, climas, paisajes, problemas y recursos.

Desde luego estas inquietudes surgen de tanto en tanto en las bienales y concursos pero se aceptan de manera insegura, mientras que la gente común cae en lo meramente folclórico, lo que es peor. De otro lado, recientemente se fomenta y publicita una supuesta arquitectura “joven” que sigue las modas internacionales pero cuyos resultados no se critican pese a que la mayor parte de las veces sus edificios pronto terminan siendo lamentables con el paso de las modas. Entre líneas se la propone como una alternativa a la muy pertinente arquitectura de Rogelio Salmona, imitando la pedantería y oportunismo de muchos arquitectos latinoamericanos que han escogido como norte el norte; o el cono sur, pero solo cuando su obsesión anti estaudinense los lleva a buscar una latinoamericanidad que en arquitectura no existe. De nuestras comunes lengua, religión y arquitectura de las que hablaba Fernando Chueca Goitia solo persisten las dos primeras. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta co...

El estado de la cuestión. 21.02.2024

 Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe. El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Sa...

Viaje a la arquitectura

  Recorriendo su bello país de la mano de José Saramago (Azinhaga, Portugal 1922-2010 Tías, Las Palmas, España, Premio Nobel de Literatura de 1989) de octubre de 1979 a julio de 1980, es muy grato encontrar a lo largo de Viaje a Portugal, 2022, más de 726 páginas de comidas, bebidas, gentes, paisajes, plazas y parques. Y capillas, iglesias, palacios, castillos y murallas -17 declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- la gran mayoría muy interesantes para entender, con las palabras de Saramago, en qué consiste lo emocionante que pueden ser, y por qué “la utilidad no es incompatible con la belleza” (p. 450) y que “la arquitectura, sólo por sí, puede hacer feliz a un hombre” (p. 439). Escribiendo sobre la iglesia del Senhor Bom Jesus, en Matosinhos, dice Saramago que su arquitecto, Nicolau Nasoni (San Giovani, Valdarno, Italia 1691-1773 Oporto, Portugal) supo “entender los misterios del granito lusitano, darles espacio para llegar mejor a los ojos, alternando lo oscuro de la...