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¿Por qué no?. 06.05.2004


El asunto no es si se debe o no construir en los alrededores de la Plaza de Toros. Lo es, como, en donde y para que, pues se trata de un monumento nacional (Resolución 051 del 26 de octubre de 1994) y la ley lo protege junto con sus alrededores hasta 300 metros pero no prohíbe su construcción o modificación. Perfectamente se podría levantar en el costado norte de su parqueadero un edificio (hotel, vivienda u oficinas) eso sí con un centro comercial abajo y un amplio estacionamiento subterráneo y público. Y hacer entre ambas construcciones la explanada que tanta falta le hace al coso de Cañaveralejo para que los aficionados se encuentren antes y después de las corridas en un espacio adecuado, digno y emocionante y no debajo de las graderías o en los prados que extrañamente las rodean o, lo que es peor, entre los carros. Se resolvería, además, el problema de escala que hace que la Plaza de Toros se perciba como un edificio pequeñísimo.
          Desde luego dicho proyecto deberá ser objeto de un concurso nacional organizado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos, seccional del Valle, y cuyas bases deberían ser aprobadas por el Consejo de Monumentos Nacionales y  Planeación Municipal. Incluso se debería obligar a los concursantes de afuera de la ciudad a que trabajen asociados con un arquitecto local para garantizar un mínimo de conocimiento de la misma, y, claro está, el Jurado calificador deberá estar conformado por reconocidos conocedores del tema, incluyendo al arquitecto Julián Guerrero, autor del proyecto de la Plaza de Toros. Sería desde luego a dos vueltas para que puedan participar muchos proponiendo ideas, en la primera, mientras que en la segunda se desarrollan los anteproyectos de las mejores propuestas.
          De otro lado, proponer que se destine el área en la que tradicionalmente se instalan los circos para el gran parque de la ciudad tambien es cuestionable. Desde luego la urbanización de este gran descampado, que es lo que son hoy los alrededores de la Plaza de Toros y el Coliseo del Pueblo, deberá considerar varios parques de barrio pero sin duda es la Base Aérea la destinada a ser el gran parque de Cali y el Departamento por su tamaño y localización central, cerca del Terminal de Buses y la Estación. Claro que puede tener otros parques grandes al norte y sur, pero en este caso sería mas apropiado pensar en convertir el Club Campestre en parque como probablemente pase pronto en Bogotá con el Country Club.
          Las ciudades son edificios que conforman calles, plazas y parques, por lo que sus monumentos no deben estar en la mitad de áreas desocupadas. No tiene sentido demoler construcciones, como se hizo en el CAM para los Juegos Panamericanos -que fueron tan negativos para Cali en tanto que artefacto- para conformar dudosas áreas verdes, en lugar de proteger los cerros y ocuparse de los parques que para Las Tres Cruces y Cristo Rey se diseñaron con motivo de sus 450 años. El parqueadero de la Plaza de Toros, cerrado y desocupado durante la mayor parte del año, no es propiamente un espacio público, pero a muchos asusta que se haga allí otro esperpento como la ampliación de Cosmocentro, por lo que prefieren que se deje como está, alegando de buena fe nuestra falta de espacios libres. No ven que los cerros son nuestro mar y se olvidaron de que los edificios también pueden ser bellos.

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