Hoy en el mundo poco a poco cada vez
mas ciudades desestimulan el uso permanente de carros particulares, sobre todo
en sus áreas centrales. De hecho ya se los restringe, al menos a ciertas horas
o ciertos días, en muchas de ellas, como en Bogotá, o en Cartagena en su centro
histórico. Los objetivos que se buscan son mejorar la calidad de la vida
ciudadana, disminuyendo la contaminación atmosférica y visual que provocan, y
aumentar la eficiencia del transporte de gentes y bienes, optimizando de paso
el uso de los recursos públicos. La alternativa que se propone es elevar la
capacidad, velocidad, confort y goce del transporte urbano colectivo, y ampliar
y mejorar los andenes de las calles que llevan a sus estaciones o paradas.
Además, el transporte
se lo concibe desde la circulación vertical de los edificios mismos, para los
cuales se recomiendan alturas bajas pero con las que se puedan alcanzar
densidades medias que impidan que las ciudades se desparramen por el territorio
adyacente, como está sucediendo aquí para beneficio único de los terratenientes
que rodean a Cali. Por lo contrario, lo que se busca es aumentar la
concentración en las ciudades, propiciar la variedad de usos y actividades y
aumentar la animación, sobre todo en sus calles centrales. Lo paradójico de
Cali es que teniendo pocos vehículos, comparada con las ciudades de los países
desarrollados, será de las últimas en mantener sus andenes invadidos por los
carros no solo por la carencia de un buen sistema de transporte colectivo sino
principalmente por lo antitécnico de la circulación en ellas, la ausencia de
semáforos, la indisciplina y arrogancia de los conductores y la falta de
autoridad de la autoridades.
Aunque
afortunadamente Metrocali acogió la iniciativa de la SCA para diseñar por
concurso público el espacio urbano afectado por el MIO, aun muchos no
comprenden la importancia básica que para todo sistema integral de transporte
urbano tienen los peatones. Olvidan que siempre empezamos y terminamos
siéndolo. No se dan cuenta de que por eso todo sistema de transporte colectivo
debe involucrar los andenes por los que la gente va caminando o en bicicleta a
las estaciones de los vehículos que prestan el servicio, cualesquiera que sea
su tipo, desde sus casas o lugares de trabajo o compras, diversiones y
servicios, o que simplemente camina de un sitio al otro. Y que prefiere hacerlo
por andenes amplios y llanos por su eficiencia, confort y seguridad; y por el placer y necesidad de
ver y ser visto, como insiste con toda la razón el ex alcalde Peñalosa.
Pero es que los que
deciden el MIO como si fuera suyo no caminan y menos en Cali. Poco les interesa
como afectará las avenidas, calles y estrechísimas aceras de la ciudad. No es
sino ver como quedo la Avenida Caracas en Bogotá, sin árboles y con sus andenes
reducidos a su mínima expresión. La única manera de ampliarlos es quitando
carriles de circulación de automotores, como se hizo en la carrera 15 o la
Avenida Jiménez. O tomando los antejardines, como en la 85, y eliminando los
parqueaderos "exclusivos" improvisados que se apropiaron de ellos.
Pero en Cali nos siguen engatusando al decirnos que en la Carrera Primera los
amplios andenes que se diseñaron los harán después, cuando han debido ser lo primero
si el MIO fuera primero un servicio que un negocio.
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