Como ya se ha dicho, pero es necesario repetir, la gran mayoría de las 21 “mega obras” son solo para los carros. Pero además son proyectos puntuales que no obedecen a un plan general de movilización para la ciudad, que incluya tanto el trafico de vehículos y peatones, como el transporte público y los usos del suelo. Y la llamada Autopista del Bicentenario, que debería ser su eje principal, no es parte de ninguna de ellas. Pero lo mas grave, como se dijo aquí hace unos días, es que no exista un plan integral para el corredor férreo que, con el (abandonado) centro de la ciudad, debería ser el punto de partida.
No se contempla la semaforización, coordinada electrónicamente, de las calles, como en las grandes ciudades del mundo, con tiempos diferentes para vehículos y peatones, sino únicamente cruces a dos niveles, mas propios de autopistas que de avenidas, y con “orejas” improvisadas o a medias. Y la arquitectura de la ciudad pre existente, en donde están emplazados, no aparece por ninguna parte, y de hecho, la mayoría de los proyectos son apenas trazados de ingeniería vial y no parte de proyectos urbanos integrales. La ampliación del MIO no se considera y menos el tren de cercanías, y se insiste en “soluciones” obsoletas como poner las dos calzadas de una vía en el mismo sentido.
Aunque la construcción de amplios, llanos y arborizados andenes debería haber sido una mega obra por derecho propio, ni siquiera se consideran debidamente en la mayoría de las propuestas, las que pasaran a constituir barreras urbanas para los peatones. En las pocas en que hay andenes, la intervención se reduce a (sobre) diseñar sus pavimentos, papel al que al parecer ha quedado reducida la arquitectura en Cali, o, pasándose al otro extremo, se llega a la sorprendente propuesta de pavimentar todo un parque. Y se insiste en los puentes peatonales sin ascensor, además mal resueltos o incompletos, y algunos de sus diseños dan pena por su retórica trasnochada.
Además de que varios de los proyectos se están diseñando de nuevo, por segunda o tercera vez, deberían haber sido concursos públicos y no a dedo y menos a presidentes y vocales de las respectivas asociaciones gremiales de ingenieros y arquitectos, lo que explica su silencio poco ético; y es un claro caso de nepotismo asignarlos a parientes de funcionarios de la Administración o a sus ex empleados. Y aun cuando la mayoría de los ingenieros que intervienen son reconocidos, no pasa lo mismo con los arquitectos, salvo un par de excepciones, y hay hasta proyectos arquitectónicos realizados por ingenieros.
Finalmente, no está nada claro como es eso de que todos vamos a pagar por obras que no siempre nos beneficiaran a todos. Ni como es que se va garantizar su continuidad, considerando que a esta Administración solo le quedan un par de años (por eso es que sí se deben poder reelegir los alcaldes indefinidamente), y que el presupuesto previsto ya se duplico. Es inaceptable que los proyectos no estén expuestos en un sitio público en el que los ciudadano que los van a pagar y usar los puedan ver y opinar sobre ellos. Pero no es sino ver lo incompletos que están para entender por que prefieren mostrar solo perspectivas engañosas en sus presentaciones.
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