El nuevo alcalde de Cali ganó con sólo algo más de una tercera
parte de los que votaron, que fueron menos de la mitad de los que podían
hacerlo. 264.118 votos en una ciudad de
mas de 2.500.000 habitantes, es decir, fue elegido por una reducida minoría de
poco más de un voto por casi cada diez habitantes mayores de edad. Como en
general todos los alcaldes en el país desde que son de elección popular; y lo
mismo habría sido si en lugar de Armitage hubiera ganado Ortiz o Garzón.
La
excepción otra vez fue la capital; Peñalosa ganó con cerca de un tercio de los
votos, que sumado al otro tercio de Pardo, de mas de la mitad de los posibles
votante, ya no es una minoria. Pero mas que en contra del fracaso de la
“izquierda”, es contra los que creen que las ciudades se pueden orientar sin
conocimientos, experiencias y experticia en lo urbano arquitectónico. Y la
mayoría del voto en blanco en Florida, Valle, es el desarrollo de una política
en contra de la politiquería corrupta que se inició en Bello, Antioquia.
Pero
en Cali de nuevo ganó la abstención mas no como un proyecto político. Como sí
lo es el voto en blanco en contra de los politiqueros, buscando conformar
después un Consejo que logre un verdadero plan de ordenamiento urbano POT, y un
Alcalde (reelegible) que lo lleve a cabo: Vías, usos del suelo, ocupación,
alturas y normas. Servicios para los ciudadanos: agua, energía,
telecomunicaciones, transporte, seguridad, vivienda, salud y educación. Y de
mecanismos de control evitar el robo del erario.
Un POT
que no se quede en normas y restricciones, si no que incluya estímulos, y
sobretodo que opere sobre la totalidad del área metropolitana de hecho de la
ciudad y su relación con la región, con lo que la conexión de la Alcaldía con
el Departamento debería ser así mismo parte de ese plan político mencionado
antes, principiando con la oficialización de dicha área metropolitana, con lo
que las alcaldías de los municipios vecinos deberían ser parte del mismo.
Con
respecto a los servicios, si bien hay claridad sobre los eminentemente
públicos,
no así sobre los temas del transporte, seguridad,
vivienda y educación. Seguir pensando que el MIO puede ser el único componente
de un sistema integrado de transporte, que comienza con los andenes y las
ciclovías (este columnista se permite invitar al alcalde Armitage a caminar
juntos por el Centro ya que anunció que gobernará desde las calles), y que
termina en el tren de cercanías, es ignorar como son las ciudades de verdad.
Por
lo mismo hay que entender que la vivienda financiada por el Estado debería ser
en alquiler y en el Centro ampliado (como lo fue el proyecto de renovación
urbana del Hoyo-Piloto de 1980) para que la gente pueda vivir en lo posible a
una distancia caminable del trabajo, el comercio y los colegios. Y que lo
prioritario en la educación, en tanto ciudadanos, es su urbanidad y el respeto
por los otros; amén de la creación de una policía municipal.
Hasta
aquí sería relativamente fácil lograr lo mencionado, que llevaría a considerar
que los servicios no son independientes del POT sino, justamente, parte del
mismo, si no fuera por los interesados en saquear el erario. Lo que facilita la
cultura mafiosa que el narcotráfico, resultado de la inútil prohibición de las
drogas, ha generalizado en el país. De ahí la importancia del voto en blanco:
es un proyecto político a largo plazo para resultados en el corto plazo, y
disminuyendo la abstención.
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