El Parque del Acueducto, incluyendo la capilla y colina de San Antonio, pues hay que leerlos como un todo, es sin duda uno de los mas bellos del país. Por su variada topografía, prado parejo, discretos senderos y bancas, su pequeña pero muy bien emplazada y evocadora fuente, su frondosa y variada vegetación y el sol que se cuela entre los árboles. Es tan bueno que los bobadas que le han agregado recientemente, casi no importan. Como unos juegos para niños, tan mal puestos que nadie usa, o las bancas nuevas, tiradas en cualquier parte, que aun no se han robado, como todas las de la Avenida Colombia, y alguna espantosa “vitrina” de publicidad, que no mogador.
La Torre Mudéjar es la mas bella de América, como dijo Santiago Sebastián, pero aquí pocos se dan cuenta. Cómo adorna de bien la larga y bella fachada urbana de las dos San francisco en la única plaza que tenemos, pues las nuevas del Cam en rigor no lo son. Uno nunca se cansa de mirar sus cuatro cuerpos y su cúpula, y descubrir nuevos e interesantes detalles en todas sus elevaciones. Deberían ser de estudio obligatorio en nuestras escuelas de arquitectura, por pertinentes. Y desde luego queda la Merced y la calle que conforma con la Casa Arzobispal, sin duda el espacio urbano mas bello de la ciudad, y cuyos ecos, aunque maltrechos, aun se viven en San Antonio.
La Calle de la Escopeta cada vez está mejor y mas animada, y el remate que le proporciona la casa Martínez Satizabal, la mas vieja que queda en Cali, es bello, pero por supuesto hay que saber mirarla. Lastima que el estupendo patio de la sede de la Sociedad Colombiana de Arquitectos se haya cerrado con un muro y no con una reja, como se pensó inicialmente. Pero aun se podrían abrir un par de grandes ventanas al mismo. Y, claro, no faltan los antisociales que insisten en estacionar sus feos carros a la brava entre los bolardos, los que habría que cambiar por la combinación de fuertes multas, grúa y educación ciudadana.
La Estación Central es nuestro mas bello edificio moderno. Y se podría ver al final de la Avenida de las Américas si algún día un Alcalde, no apenas con corazón sino también con ojos, se gastara unos no muchos pesos eliminando toda la contaminación visual en su gran glorieta de enfrente, que debería mantener solo su fuente, como hace años, y en ampliar y arborizar ordenadamente sus andenes y eliminar su entrometido separador. Cali quedaría así con una verdadera avenida, que no tiene, pero también habría que demoler el puente que en sentido contrario ocultó la Ermita, la que para peor de males quedará pisada por el Mío.
Quedan, también, las casas de hacienda que rodean aun la ciudad. Como Cañasgordas, en la actualidad imperdonablemente medio abandonada, Arroyohondo afortunadamente restaurada hace poco, o Sachamate, Pance, Piedragrande o Liverpool bastante bien conservadas. Y por supuesto el Paseo Bolívar y la Plaza de Caicedo, que de parque de pueblo habría que convertir en plaza arborizada. Y no pocos edificios y casas modernos y actuales, que en otras partes serían muy apreciados, que tendríamos que estudiar mas de lo que se ha hecho hasta ahora en las universidades. Todo este pasado, muy presente en nuestra ciudad, es parte de su futuro.
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