Una mejor interrelación de vehículos, edificios y ciudades, por su alto consumo de combustibles fósiles no renovables, directamente o como electricidad, permitirá reducir buena parte de los gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático, y no solo otras fuentes de energía (Elizabeth Kolbert, La catástrofe que viene, 2006). Por eso se usarán menos los carros y serán mas pequeños y para ciertos usos. Y aun cuando ya hay uno en India que vale lo que un computador, el impuesto a su circulación será mas alto. Por lo contrario se caminará mucho mas y se usarán mas las bicicletas, el transporte colectivo y los taxis. Para las vacaciones se alquilarán carros mas grandes para viajes largos por carretera; o se embarcarán en trenes de una ciudad a otra, las que serán mas densas.
La disponibilidad de mas eficaces y no tan costosos carros eléctricos (contando el ahorro en combustible) será posible en un par de años. Como uno que anuncia una importante fabrica italiana con una autonomía de 145 o 220 kilómetros, dependiendo de sus baterías, las que se alimentan también directamente con el Sol. Con solo tres metros de largo puede transportar cuatro pasajeros a una velocidad máxima de 130 k/h, o dos y suficiente carga, abatiendo los asientos traseros. Estos carros cortos, como el que trajo al país el Ministerio del Medio Ambiente, también indio, y que costaría aquí 35 millones, no solo disminuirán sustancialmente la contaminación que hoy producen los motores de combustión interna, sino su ruido, y harán mas eficientes vías, calles, estacionamientos y garajes actuales. Incluso está el pequeñísimo “segway car” que la GM se sacó a última hora de la manga.
En Europa los carros cortos son cada vez mas frecuentes por su facilidad de aparcamiento, y aquí los pequeños son los mas vendidos por su menor costo inicial y de operación, y son los taxis mas cómodos y eficientes. Pero aun hay muchos que insisten en ir solos en esos grandes 4 x 4, con los que la industria norteamericana evadió hace años las normas de ecoeficiencia y rediseñó con comodidades para las ciudades, en donde evidentemente no son necesarios, lo que ahora Obama quiere reversar (Catorce 6, 02-03/2009). Aquí los tratamos de justificar por seguridad y nuestras pésimas vías, pero en el fondo es puro arribismo social y por eso son los preferidos por la subcultura del narcotráfico que nos penetró, como esos enormes y negros que ahora están de moda y que parecen premonitorias carrozas fúnebres.
Los carros mas cortos dejarán mas espacio en los garajes, utilizable para depósitos, y evitarán que sus puertas se golpeen al abrirlas, como suele pasar hoy con frecuencia, e incluso cabrían uno detrás de otro pues las vías podrán ser mas estrechas. En las construcciones nuevas los estacionamientos estarán repartidos por tamaños, y en lo posible al lado de los edificios para que su distribución sea fácil y se pueda reacomodar después. Cuando inevitablemente tengan que estar debajo, habría que volver a las cortinas estructurales y luces mas grandes, lo que de contera permitiría mayor flexibilidad en el uso de los edificios y facilitaría su reciclaje en el futuro obteniendo así ciudades mas eficientes y uniformes y menos contaminantes. Con más andenes, ciclorutas y trenes, y menos vías, puentes y autopistas.
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