Nassim
Nicholas Taleb, admirador de Karl Popper, claro, demuestra la importancia del
impacto de lo altamente improbable (El
Cisne Negro, 2007). Se busca lo que se presupone, como por ejemplo una ruta
mas corta a las Indias, y se encuentra lo que se ignoraba: un Nuevo Mundo (p.
243). Igualmente Colón podría haber sido sólo otro loco, los que, como decía John Locke (1632 - 1704),
razonan correctamente a partir de premisas erróneas (p. 379). Y advierte Taleb sobre nuestra ceguera
respecto a lo aleatorio (p.25), y la falta de conciencia al respecto, y nos
previene sobre esos expertos que no saben que es lo que no saben (p. 220), y
esos psicópatas que congregan seguidores (p. 273). Insiste también en que
pensamos menos de lo que creemos (p.29), que todo conocimiento a partir de la
observación conlleva ciertas trampas (como lo saben los físicos téoricos) (p.
86), que es nuestra biología la que nos
dirige (como lo saben los biólogos) (p.146), e incluso nos previene con humor
(pero con toda la razón ) contra los que usan corbata. En fin, a las
incertidumbres las llama Cines Negros, pues se suponía que todos eran blancos
hasta que se encontró uno negro.
Cali, como el
Nuevo Mundo, también es otro Cisne Negro. Belalcázar buscaba una salida al mar
y no sólo la encontró sino también el improbable paraíso que cuatro siglos
después describió Isaacs en María. Y,
después, quien iba a pensar en la pequeña villa que fundó, y que dependía de
Popayán, que si mucho tenia un poco mas
de tres mil habitantes poco antes de cuando fue escogida como capital del nuevo
Departamento del Valle del Cauca, en 1910, que un siglo después tendría casi
tres millones. Impacto que desbordaría todos los intentos de planificar su
aceleradísimo crecimiento poblacional y la especulación con su suelo
urbanizable, pese a que, como cree Taleb (p. 267), la planificación sea uno de
los elementos que nos hacen humanos. De otro lado, concuerda con Edward Glaeser en que el hecho de vivir en ciudades grandes
tiene un valor incalculable. “Para prosperar –dice Glaeser- una ciudad
tiene que atraer a personas inteligentes y permitir que colaboren unas con
otras.” (El triunfo de las ciudades, 2011,
p.310). Lo que al parecer y lamentablemente no parece pasar en Cali, al menos
por ahora.
Somos,
como dice Taleb proclives a lo sensacional y lo extremadamente visible, aunque
sea en la predicción y no en la narración de los hechos pasados, en que estriba
la verdadera comprensión del mundo (p. 148). Sin embargo, dice, alrededor de la
mitad de los artículos científicos al respecto no los lee de verdad nadie (p.
149), mientras los medios de información
(no todos, claro) son inveterados “productores industriales de distorsión”
(p.163) y quienes se la pasan pegados a los mapas tienden a confundirlos con el
territorio (p. 194), y no ven lo que no aparece en ellos (como sucede con
Planeación en Cali). Respetamos lo ocurrido, dice, pero ignoramos lo que
hubiera podido ocurrir, pues es mas difícil ver el lado oculto de la Luna (o de
la ciudad) ya que somos superficiales por naturaleza aunque lo ignoramos (p.
199). Tenemos la tendencia innata a subestimar los hechos raros (p.212), los
Cines Negros, mientras nos apegamos a las teorías (p. 215), y a esos expertos
de marras (que llevan corbata y también congregan seguidores) que no saben
sobre su oficio mas que los demás, concluye (p. 27), pero que hablan como si
así fuera.
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