Como si no bastara con las mentiras que nos
dicen todo el tiempo también nos tratan de poner disfraces para “cambiarle la
cara” a la ciudad. Ahora le quieren sobreponer al reconstruido (nuevo) Palacio
de Justicia de Cali una “nueva” fachada, sin ninguna justificación
técnica, diseñada en Bogotá. Por ser una
fachada publica, además de un edificio público, todos los ciudadanos tendríamos
que verla; y por supuesto pagarla, incluso
los que no declaran renta pues son dineros del erario que se restan a la
educación pública, la salud ídem, etc..
Sin
duda es otra afrenta a esta ciudad en la que ya quisieron ponernos “un
Calatrava” sobre el Río que en mejores épocas se llamaba “de la Ciudad”. Y
desde luego al arquitecto Manuel Lago, quien ganó el concurso público nacional
para el diseño del edificio y a quien nadie consultó, tiene la propiedad
intelectual de su diseño y deberá tomar las acciones del caso, y también es un
irrespeto a la Sociedad Colombiana de Arquitectos, coordinadora del concurso,
la que tiene el deber gremial, precisamente, de hacerlo respetar.
Y
lo mas preocupante es que semejante exabrupto venga del Ministerio de Justicia.
Como si algunos allí no estuvieran contentos solo con la justicia espectáculo
en boga en estos días, y quisieran además una arquitectura espectáculo para sus
diferentes sedes, lo que al menos sería perversamente coherente. Al fin y al
cabo son tablitas de falsa madera y colorinches de materiales de imitación los
que conforman la mascara de “alegría” con la que ingenuamente quisieran al
parecer paliar la tragedia que es la (in) justicia en el país.
Esta salida
de tono, inconveniente, inesperada, manifiesta además la viveza propia de esos
que difícilmente se pueden llamar arquitectos, pues están presos de las
revistas y las modas. Serán “exterioristas” sin ética alguna, si acaso, pues
así es como se puede llamar y calificar a los que solo diseñan escenografitas,
las que, como se sabe, son conjuntos de decorados para una representación
escénica ¿Será acaso que creen que la Justicia no es que este ciega si no que
debe dar palos de ciego? No son genios lo que necesitamos ahora decía el reconocido
arquitecto catalán José Antonio Coderch hace medio siglo (Domus, 11/
1961).
Pero
si los arquitectos se atrevieran a hablar, si colectivamente decidieran decir
algo, como lo pide el historiador Paul Goldberger, crítico de arquitectura del New York Times (A. Zabalbeascoa, El País, Madrid
2012), las cosas podrían comenzar a cambiar; aquí y en el mundo
pues la actual crisis de la arquitectura nos llego de allá, no se generó aquí,
y también sostiene Goldberger que existe un
grupo cada vez mayor de profesionales interesados en utilizar su talento para
mejorar la sociedad; incluso en Cali.
Por
lo pronto el Consejo Departamental de Patrimonio Cultural solicitará que se le
presente el proyecto pues el edificio está en el área de influencia del Centro
Histórico de Cali, y lo mismo hará el Comité Municipal de Patrimonio. ¡No a que
nos pongan fachadas diseñadas en la Capital a nuestros edificios! Que no
confundan Cali Exposhow con la ciudad. Y hablando de shows, que tal el edificio
“inteligente” que nos están poniendo en el Centenario, tradicional barrio de
Cali que ya no podrá celebrar en 2036 sus cien años.
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