Desde luego ninguna
ciudad nunca ha estado terminada, ni siquiera Brasilia, y de otro lado, como
dijo Rafael Moneo, “el sino de los edificios es su permanente cambio” y por eso
mismo […] adquieren importancia
cuando completan algo mas amplio que ellos, la ciudad”
(La vida de los edificios, 1985). Pero otra cosa muy diferente es cuando los proyectos
urbanos se pagan pero ni siquiera se inician, o las obras no se terminan o quedan
incompletas o mal construidas, y por supuesto las ciudades pierden importancia
cuando se demuelen los edificios que se la daban. Es el lamentable caso de
Cali: una ciudad inconclusa y siempre tratando de “cambiar su cara” pero
dejando peor la ciudad.
Y
ahora cae del cielo exterior “A masterplan to redensify the valley…” para
celebrar en 2036 la fundación de Cali, ignorando universidades y gremios
locales de urbanistas, arquitectos e ingenieros, y a espaldas sus ciudadanos
que desde luego son los que lo pagaron. Y sin considerar que sus mucho mas de
tres millones de habitantes, que seguro tendrá para entonces, son los que
aguantarían sus consecuencias, pues es sólo un plan de imágenes engañosas a
color (algunas de Medellín y muchas de otras partes), muy poco texto (y la
mitad es la versión en ingles) y ningún estudio previo, pero que de ser verdad
dejaría obras inconclusas a partir de las que se inicien sin importar su
impacto en la ciudad.
Aterra que haya quienes creen que hay llenar a Cali de malas copias de la arquitectura espectáculo que estuvo de moda en Europa y Estados Unidos, ignorando tradiciones, relieves, vegetaciones, climas y paisajes locales, y que además pronto se deteriora o no funciona. O que creen que la solución para Aguablanca sea construir edificios; o que al Centro lo quieran llenar de rascacielos forrados de vidrio que se desocupan por la noche; o que lo mejor para Jamundí sea continuar cercándola con apartamentos desocupados, aunque lo suficiente para generar junto con las universidades y colegios, concentrados en el sur, sus actuales problemas de movilidad.
Como ya se dijo en Alucinaciones (Caliescribe.Com, 03/06/2018) los brillantes edificios del plan mencionado arriba son como los espejitos que los conquistadores de hace cinco siglos cambiaban por el oro de los indígenas, sólo que ahora es en euros que equivalen a tres veces nuestros pesos aunque se les quitaran los tres ceros. Propuesta esta inconclusa pues probablemente se deba a la misma falsa y dañina ilusión que origina la copia de la arquitectura de moda en el exterior y el hacer “torres” y rascacielos que no lo son: sin duda tener mil millones de pesos produce la ilusión de tener mil veces más que un solo millón, y ni diga cuando se habla de miles de billones como si fuéramos ricos.
Aterra que haya quienes creen que hay llenar a Cali de malas copias de la arquitectura espectáculo que estuvo de moda en Europa y Estados Unidos, ignorando tradiciones, relieves, vegetaciones, climas y paisajes locales, y que además pronto se deteriora o no funciona. O que creen que la solución para Aguablanca sea construir edificios; o que al Centro lo quieran llenar de rascacielos forrados de vidrio que se desocupan por la noche; o que lo mejor para Jamundí sea continuar cercándola con apartamentos desocupados, aunque lo suficiente para generar junto con las universidades y colegios, concentrados en el sur, sus actuales problemas de movilidad.
Como ya se dijo en Alucinaciones (Caliescribe.Com, 03/06/2018) los brillantes edificios del plan mencionado arriba son como los espejitos que los conquistadores de hace cinco siglos cambiaban por el oro de los indígenas, sólo que ahora es en euros que equivalen a tres veces nuestros pesos aunque se les quitaran los tres ceros. Propuesta esta inconclusa pues probablemente se deba a la misma falsa y dañina ilusión que origina la copia de la arquitectura de moda en el exterior y el hacer “torres” y rascacielos que no lo son: sin duda tener mil millones de pesos produce la ilusión de tener mil veces más que un solo millón, y ni diga cuando se habla de miles de billones como si fuéramos ricos.
Pasan por alto que existe un Plan de
Ordenamiento Territorial, POT, que desde luego hay que mejorar, y mucho, pero
no ignorarlo ya que integra la planificación física y socioeconómica,
el respeto al medio ambiente, e incluye estudios sobre población, etnias, educación, fenómenos
meteorológicos y tectónicos. Y que debe formar parte de las políticas de estado
con el fin de propiciar y regular desarrollos sostenibles para los
asentamientos humanos y su ubicación, y que deben contar con la participación
de la población a través de sus organizaciones políticas, económicas,
culturales y de especialistas en diversos campo
.
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