Los modos de producción y consumo actuales están agotando un ecosistema al que James Lovelock le da apenas 20 años más
(Semana, 24/02/2014). Pero, como lo ve Le Parti de Gauche www.lepartidegauche.fr no son la industria, la investigación o la técnica
en sí mismas, sino la falta de control ciudadano sobre ellas, al que se oponen
bancos y multinacionales que sólo ven
sus intereses inmediatos.
Igualmente ha planteado los
riesgos de una ecología supuestamente sostenible que pretende ser compatible con
un “desarrollo” que sigue basado en que cada vez haya mas gente que consuma
cada vez mas, ofreciéndole un nuevo espacio a la búsqueda del lucro máximo, el imperialismo
y el corto plazo. Que culpa a la gente pero no a los modos de producción y
consumo que explotan y saquean a los países pobres.
Es una ecología sin crítica seria a
la economía globalizada y desprovista de visión social y eficacia real en el medio ambiente. Que
permite que se mantenga el poder financiero y que supone que la
repartición de la riqueza se organiza a partir del crecimiento económico,
ignorando que el PIB no refleja el bienestar de una sociedad. Que, como se ha
dicho cínicamente en Colombia, la economía vaya bien aunque el país vaya mal.
Por eso el ecosocialismo rechaza la
mercantilización del saber y reafirma la exigencia de un alto nivel de cultura
medioambiental y social común, procurado mediante la ecoeducación en la escuela
pública. Es lo único que permitirá un contrato social compartido por todos, reafirmando
el papel del Estado y los ciudadanos, indispensable para garantizar la igualdad
de acceso a los derechos fundamentales en todas partes.
Y pretende guiar un cambio cultural que
descolonice el imaginario colectivo denunciando la programación de un
consumidor dócil, sometido al punto de vista de supuestos expertos y a los
imperativos de un productivismo que hace desear productos perjudiciales o
inútiles, fabricados en el otro extremo del planeta en condiciones de trabajo
indignas y bajo legislaciones medioambientales deficientes o inexistentes.
El ecosocialismo combate
la publicidad engañosa, con su mercantilización, reclamo sexista y modas
frívolas, aquí de penúltima moda, que condicionan a la gente y la someten a un perverso
proceso de compra y desperdicio permanentes cuyo ciclo es cada vez mas
acelerado. Publicidad abusiva que es acompañada de “información” sesgada
en esos medios de comunicación que dependen de sus anunciadores.
También pretende contribuir
a los debates que unen políticas de desarrollo,
progreso social, y preservación del medioambiente, inspirado en todas las
alternativas que se presentan en el mundo. Los saberes, experiencia y métodos adquiridos deben poder convergir, pues
es un imperativo que cada ser humano pueda acceder a los bienes fundamentales,
en un único ecosistema posible para su vida.
Por eso es necesario percibir las
consecuencias de todo pues las decisiones tomadas en una parte repercuten en
todas. De ahí que Le Parti de
Gauche pida que el ecosocialimo deba poder ser llevado a un foro mundial, lo que
sólo será posible si antes de formar técnicos y profesionales se ecoeducan
verdaderos ciudadanos, que entiendan, por ejemplo, que votar en blanco no tiene
contras pues es una opción ética y no apenas política.
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