El foro “Plan Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico
de Cali – oportunidades y desafíos” de la Sociedad de Mejoras Públicas,
Consorcio Ciudadano, la Sociedad Colombiana de Arquitectos, las Secretarías de
Planeación y Cultura, y una representante de La Merced, fue un importante
aporte al tema. Sin embargo es fundamental entender mejor las muchas
oportunidades que presenta y su verdadero alcance, y enfrentar de verdad sus
desafíos, por lo que fue una pena que el Alcalde a última hora no asistiera, lo
mismo que la ausencia de Concejales y representantes de las escuelas de
arquitectura de la ciudad. Pero ya habrá otros pues cada vez son mas los
ciudadanos involucrados.
El urbanismo y la arquitectura
conforman el patrimonio construido de las ciudades en tanto que artefactos. Por
eso el patrimonio cultural inmueble de una sociedad no son apenas sus
monumentos. Proteger todo el Centro Histórico de Cali no sólo es una
oportunidad sino un deber. El desafío radica en convencer a los “idiotés”, como llamaban los griegos a los que no están integrados a
la “polis”, que aquí la han dejado en
manos de politiqueros, contratistas corruptos e ignorantes y promotores
codiciosos, y al no exigirle a las autoridades el control de la ciudad, como
igualmente apoyarlas cuando lo intentan, como ha sido el caso del Hotel Aristi
y del Colegio de la Sagrada Familia en El Peñón.
La importancia de lo construido, que
apenas es cultural en unas pocas ocasiones, siempre es ecológica, económica,
social y, finalmente, política, la que cada vez es mayor pues las ciudades
concentran cada vez más la población del país; ya cerca del 80%. Hay que
considerar que en toda edificación su construcción, uso y mantenimiento deja
una huella ecológica, ya que consume agua, energía y materiales, y además
contamina el agua y el aire y, lamentablemente, no pocas veces el paisaje, por
lo que se trata no sólo de conservar edificios sino de remodelarlos como de
refuncionalizarlos para que no solamente se vuelvan museos de sí mismos, lo que
en la mayoría de las veces no tiene sentido.
Conservar y reutilizar el Centro
Histórico de Cali, en donde además está concentrada la mayoría de los
monumentos de la ciudad, sería un buen ejemplo de verdadera sostenibilidad
urbana, lo que además contribuiría mucho a mejorar la calidad de vida de todos
los ciudadanos ya que necesariamente convergen en él. Y si todos se
identificaran con sus monumentos y sectores históricos, estimulando su
pertenecía a la ciudad, eso facilitaría la convivencia sobre todo entre sus
nuevos habitantes, que son la gran mayoría, contribuyendo así a la seguridad en
general de toda la ciudad, y facilitando un turismo cada vez mayor pero sin
correr el peligro de que llegue a ser exagerado.
Finalmente, la incidencia de las
ciudades en la política del país es cada vez mayor, y definitiva para combatir la politiquería, el
clientelismo y la corrupción. Sólo en ellas es posible el debate amplio y
democrático, y además este usualmente se manifiesta en las plazas de sus
centros históricos. De ahí que su trazado fundacional sea parte esencial de los
mismos, y por eso hay que recuperar el carácter de plaza a la de Caicedo,
conservando sus características palmas, reactivar la vivienda en todo el
sector, e integrar a su PEMP a los barrios de San Antonio y San Cayetano, como
parte del “centro ampliado”, constituyendo así una pequeña ciudad dentro de
esta urbe actual de casi tres millones de habitantes.
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