Dice Yuval Noah Harari (Homo Deus, Breve
historia del mañana, 2016, p. 83) que “la única y mayor constante de la
historia es que todo cambia” y aunque el príncipe de Lampedusa prevenía “que todo cambie para que todo siga igual” las ciudades si
que han cambiado. Ya no se pueden
desarrollar apenas con planes parciales que se abandonan o modifican con cada
alcalde, obras públicas que no se terminan y con diseños realizados por
especialistas sin una visión global previa, y siguiendo políticas parciales que
además no se cumplen. Su futuro no puede desconocer su historia y se debe
aprender de sus errores.
Como afirma Sebastian Conrad (Historia Global / Una nueva visión para el mundo actual, 2016, p. 7) “no cabe duda de que en la actualidad
se vive un auge de la historia mundial/universal/global” sobre todo si se
considera lo inherente a lo medioambiental “pues la contaminación y el cambio
climático, a todas luces, trascienden las fronteras políticas y culturales (p.
108) y concluye confirmando “el triunfo de la historia global como paradigma”
(p. 209) es decir como “una teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central […]
suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el
conocimiento” según define la palabra paradigma el nuevo Diccionario de la
Lengua Española, DLE.
Precisamente una teoría es lo que no
existe en la ampliación de la carretera a Buenaventura (desde el retén forestal
hasta la escultura de María Mulata) y la prolongación de la Avenida Ciudad de
Cali, por detrás de la Universidad Autónoma, hasta la entrada a Jamundí (El
País 13/05/21017). Pues ¿que se ha previsto para la entrada a la ciudad de esa
nueva doble calzada y para la prolongación de la Avenida Ciudad de Cali hasta
Yumbo? No hacerlo es desconocer que esta ciudad no es semi concéntrica, como se
creyó mal a mediados del siglo XX, sino lineal, este-oeste, desde su inicio, y
que ahora lo es norte-sur y lo será cada vez más; de ahí que sea preciso
insistir en la importancia del corredor férreo.
Afinando
lo dicho en Caliescribe.com (01/01/2014)
por los 100 metros de ancho del corredor férreo, conformando un par vial multimodal,
cabría a cada lado un
andén de 5 con una fila de árboles muy
seguidos para dar sombra y disuadir a los carros de subirse, una calzada de 10
con tres carriles para el tránsito local y los buses alimentadores del MIO, un
espacio de 5 para una ciclovía de dos sentidos, un separador de 5, 10 para otra
calzada de tres carriles para tránsito rápido con peaje, otro separador de 5, y
un espacio de 5 para una de las dos vías del tren de cercanías, lo que suma 45.
Más un separador central de 10 donde irían las estaciones, a las que se
accedería desde arriba por los varios puentes que cruzan el corredor férreo y
otros mas por supuesto.
O sea que quedarían 30 metros para largas zonas verdes
lineales y paralelas, entre Yumbo y Jamundí, debidamente separadas de los
carros y trenes por sendos setos vivos con una malla al centro para evitar el
paso de personas y animales, conformando la alameda más larga del mundo en
recuerdo de las varias que tuvo esta ciudad, de las que sólo quedan retazos.
Pero tal parece que en Cali todo debe seguir igual para que nada cambie la
historia de su mañana negándose a aprender de sus errores, lo mismo que se
niega a mirar sus tres bellos cerros y su alta cordillera detrás con sus muy
bellos farallones, mientras abandona sus siete ríos que fueron también bellos
pero que ahora sólo son muy amenazantes.
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