En Centroamérica
y el norte de Suramérica se presentan climas tropicales calientes, templados o
fríos, que dependen de la altura sobre el nivel del mar y no de la latitud, o
sea sin estaciones, y sí con variaciones de temperatura y humedad diarias, y
temporadas secas o de lluvias. A continuación, cinco ejemplos de
arquitectura en el trópico templado y húmedo: tres casas aisladas cerca a la ciudad, un pequeño
condominio de seis viviendas en un suburbio, un edificio pequeño de siete
apartamentos, la remodelación de cuatro casas en un barrio tradicional, y una
área verde muy grande junto al centro de Cali.
Se trata del Parque del Acueducto de San Antonio, el que
con el parque del Mirador de Belalcázar y el de la Colina de San Antonio,
confirman una amplia zona verde bastante arborizada, decisiva para el clima de
este sector de la ciudad. Pero además de unirlos, mas sin que pierdan su
carácter individual, como ya se ha propuesto en esta columna (Nuestro Parque, 04/12/2008), sería muy bueno que
se contara con un pequeño reservorio para recoger las aguas de las lluvias.
Ojala esto se también se considere en el concurso publico que se piensa hacer
para su remodelación conjunta.
Y muy cerca, en el tradicional barrio de
San Antonio, la mejor respuesta al clima está es adentro de sus blancas casas:
en sus patios. Como en cuatro remodeladas acertadamente en los últimos años, conservando
en ellas su tipología de medios patios y solar, cuyos diferentes suelos,
algunos son estanques con peces y plantas, presentan diferentes temperaturas lo
que genera sifones térmicos horizontales cuando la fresca brisa que baja de la
cordillera por la colina de San Antonio no las refresca cruzando por sus varios
corredores y estancias.
En Miraflores, un pequeño edificio muy
respetuoso con las casas vecinas, es muy fresco gracias a su color blanco, su antejardín
de plantas que trepan por sus muros, justo detrás de su amplio andén debidamente
recuperado con los árboles tradicionales del barrio y que ya da frescura y
gracia al llegar. Y sus ventanas sin vidrios dejan cruzar por las celosías horizontales
que las cierran la brisa que baja por la tarde de la cordillera, y cuyo control
a voluntad, igual que el de la luz, se logra con persianas venecianas de
madera.
Camino a Buenaventura está el cuarto
ejemplo anunciado al inicio, y que son tres casas de fin de semana, dos a este
lado de la alta y verde cordillera, y una al otro, rodeada por un bellísimo bosque
húmedo tropical. Todas estas ya en un clima mas fresco, caliente cuando se
despeja el cielo y calienta el Sol, y frio al llegar la noche cuando es un
placer encender sus chimeneas, mientras sus ventanas de grandes vidrios impiden
que cruce la brisa. También blancas, cuenta sin embargo con algunos muros ocres
pintados con la tierra del lugar.
Y al sur de la ciudad, un pequeño
condominio alrededor de un bello y muy verde espacio común de acceso, demuestra
lo que se puede hacer de frente al trastorno del clima al que tanto contribuye la
climatización mecánica y no pasiva de los edificios. Que en
el valle del río Cauca basta con considerar lo muy especial de su muy
confortable clima, el que debe inspirar una urgente arquitectura adecuada a su
clima y a sus contextos urbanos o naturales, reinterpretando los corredores de las
casas de hacienda y los patios de las antiguas casas de sus poblaciones y
ciudades; una larga tradición mediterránea que aquí se aclimató de maravilla.
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