La ignorancia de lo
urbano arquitectónico (junto con la corrupción, el clientelismo, el
individualismo y la carencia de autoridad) es sin duda la causa de tantos
problemas en esta ciudad, como lo
son la movilidad en ella y su imagen, pues, como dice Jean-François Revel (El conocimiento inútil, 1988) “los malos
razonamientos tienen frecuentemente como causa las malas informaciones y a
partir de ahí se incrustan en la opinión y ya no hay nada que pueda
desalojarlos”. Por ejemplo la vulgarización aquí de la arquitectura y el
urbanismo “modernos” y ahora la arquitectura espectáculo.
Como dice Mario Vargas Llosa, aunque no se
refiere concretamente a la arquitectura, (ya se dijo en esta columna, 10/05/2012), “la popularidad y el éxito se conquistan no
tanto por la inteligencia y la probidad como por la demagogia y el talento
histriónico”, pues “el valor supremo es ahora divertirse y divertir” (La civilización del espectáculo, 2012). En otras palabras modas que pronto pasan de
moda; flores de un día, extrañas y caprichosas mas no bellas ya que no obedecen
a ciertas características que en general se han considerado
en el mundo occidental como atractivas, deseables y bonitas.
Y
el problema mas grave es que mientras los espectáculos pasan esos edificios
quedan, ya marchitos, y peor aún cuando los que han quedado, y se han
convertido en hitos de la ciudad, se los demuele, como es el caso lamentable de
Cali, ciudad en que lo que se ve por todos lados es un caos visual al que sólo
salva su bello y contundente paisaje de lomas, cerros, farallones y cordillera
y a sus pies un ancho y verde valle, pero que pareciera que poco se aprecia ya
que tanto se lo maltrata.
De
otro lado “la teoría, es decir la interpretación, llegó a sustituir en muchos
casos a la obra misma, a convertirse en su razón de ser, usando el lenguaje mas
abstruso y falazmente científico”, según nos recuerda Vargas Losa que lo había
planteado Jean-François Revel en Pourquoi
des philosophes? Consecuentemente, la acción y efecto de conocer, pasa a ser un objetivo de primer orden a partir
del entendimiento, la inteligencia y la razón implícita en lo natural. En fin, noción, saber o noticia elemental de algo.
Saber que es lo que
distingue a las personas cultas y no apenas eruditas, es decir esas que sólo conocen con amplitud los datos relativos a una ciencia o
arte y que, como se dice que decía Frank
Lloyd Wright, y también ya se dijo aquí (12/02/2009) han dejado de pensar y
solo saben. Por su parte, los que piensan pero no
saben, en lugar de quedarse callados deben informarse y preguntar. ¿Pero cómo
mantener callados a los que no saben ni piensan? Toca oírlos con paciencia por
que eventualmente dan con algo nuevo o importante.
La cultura, por lo contrario, es un conocimiento mas amplio de muchas cosas
pero que se interconectan. Un conjunto de conocimientos que permite desarrollar
un juicio crítico sobre de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de
desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.,
como dice el Diccionario de la Lengua Española, DLE. Y, pensaba el filósofo
griego Epicteto (Hierápolis,
55 – Nicópolis, 135), sólo el hombre culto puede ser libre; al fin y al cabo era un
estoico que vivió parte de su vida como esclavo en Roma.
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