Como en Cali casi todo se copia de Miami y la ciudad se interviene desde Bogotá (ahora fue el MÍO pero antes fue Emcali y probablemente lo sea de nuevo, y el POT y lo de Distrito Especial lo hicieron bogotanos o caleños bogotanizados), no faltará algún ‘elevado’ empujado por un chino que proponga un Metro ídem para Cali pese a que hace años se los desmonta en el mundo y solo se hacen en ciudades snob. Pobres a los que les toque vivir o trabajar a lo largo del Metro Elevado de Peñalosa que se olvidó de lo dicho hace años y de la experiencia del de Medellín: arriba, justo al frente, su vista será el viaducto, los trenes y su ruido, y abajo sus vecinos serán las invasiones, la basura y más ruido.
Pero más elevados son los que aun no se han percatado de la posibilidad única que tiene Cali de poder contar con un tren de cercanías, y línea principal de su sistema integrado de transporte público y no apenas el MÍO, al medio de la alameda mas florecida, ancha y larga del mundo entre Yumbo y Jamundí. Ni de la economía que significaría que su trazado sea a nivel y casi recto y en terrenos casi todos propiedad del Estado, pero que sus elevados gobernantes están dejando invadir, y ni siquiera han sido capaces de completar los cortos trayectos que faltan para que el par vial de las calles 25 y 26 se complete a ambos lados del tren, y entre los cuales podría ir la autopista urbana ya propuesta.
Y lo mismo pasa con ese escenario de la cultura que es la ciudad al no afrontar sus gobernantes elevados la atarbanería actual y creciente en sus calles y construcciones. Son como esos que como si no quisieran ‘molestar’ a los que los molestan, obligándolos a cumplir con el comportamiento indicado en escenarios como el Teatro Municipal, dejan entrar personas después de que se ha iniciado la presentación y que se cambien de puesto y hagan ruido, permiten entrar bebidas y comida, y toleran el uso de celulares para iluminar programas o tomar fotos, sin importar que todo esto incomode a los demás y que no sean pocos los que prefieren no volver o irse a vivir a otra parte.
La gente inteligente suele cometer errores tontos en situaciones que requieren sentido común, y ya Voltaire advirtió que este “no es tan común” pero la gente ‘elevada’ ni siquiera se da cuenta de lo que pasa en sus narices pues está mirando para otra parte. En lugar de ver que Cali tiene que ser como debería ser y no como alguna ciudad de moda pero con otras circunstancias. Es decir, entender que es una ciudad lineal en el trópico medio en las faldas de una alta cordillera y con un importante río a todo su largo, de origen hispanoamericano y de crecimiento muy acelerado y reciente de gentes desplazadas del campo, y en medio de la corrupción exacerbada por la inútil prohibición de las drogas.
Pero los más elevados de todos son los de esa mayoría, más de la mitad de los que pueden hacerlo, que no votan, por que para qué, en lugar de unirse a los que van a votar en blanco, cada vez con un porcentaje más elevado, y que así su voto cuente y signifique que se oirán no pocas opiniones que ahora nadie conoce. Y si el blanco ganara habría nuevas elecciones con nuevos candidatos y ojalá también candidatas, con nuevas propuestas aterrizadas y no más promesas elevadas como funiculares entre los cerros o ‘megaobras’ cobradas pero sin terminar, y que entiendan que los mayores problemas de Cali no son la inseguridad y la mala movilidad sino la ignorancia y la corrupción que las generan.
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