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Otra forma de pensar. 09.10.2019

 
      Es lo que exige Greta Thunberg: “Creo que en muchos sentidos, los autistas somos los normales y el resto de gente es bastante extraña”, y señala la ignorancia de quienes consideran el autismo una ‘enfermedad’. “Solo habla cuando lo cree necesario y ha hecho rabiar a muchos poderosos intocables por cuenta del enorme movimiento global que ha desatado, que la acusaron de escudarse tras su diagnóstico de Asperger y señalaron la ‘irrealidad’ e ‘ingenuidad’ de sus planteamientos”. Mas lo que importa es “recordarnos que educarse para seguir replicando la híperproductividad y el híperconsumismo no tiene ningún sentido” como dice Paola Guevara (El País, 23/09/2019).

      Mutismo selectivo es lo que tanta falta les hace a tantos políticos y funcionarios y a no pocos de sus críticos: saber callar y hablar para decir algo falseable, como querría Karl Popper, para garantizar su cientificidad, y no para solo insultar o denigrar o rechazar personas sin decir por qué y ocultando la cara. Bienvenida la generación de Greta (apoyados por muchos que podríamos ser sus hermanos mayores, padres o abuelos), porque heredarán la Tierra a menos que nosotros la quememos primero gastando sus recursos al ritmo actual, como termina Paola Guevara. Para entenderlo basta con leer “Nuestro planeta, nuestro futuro”, 2019, de Manuel Rodríguez Becerra.

      Entretanto estamos acabando también con lo que aun bello Cali, sus paisajes, en aras a un progreso que supuestamente permitiría desarrollar la ciudad hacia lo moderno, lo que no pasa de ser otra mentira pues mucho de lo que aquí se denomina así no lo es, al tiempo que se ignora lo verdaderamente posmoderno; es decir lo sostenible y contextual: reutilizar lo construido sin cambiar burdamente su imagen, usar climatización e iluminación naturales en lo posible, paneles fotovoltaicos en las cubiertas, y reciclaje de las aguas servidas. Propuestas nada ingenuas ni irreales que cada vez se usan mas en muchas partes, pensando en su futuro y apenas en su presente.

     Pero aquí no salimos de la comodidad y la corrupción de nuestro presente; ya lo sabía Mahatma Gandhi: “La tierra ofrece lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, pero no la codicia de cada hombre” (El Tiempo, 23/09/2019, p. 1.12). Pero como dijo António Guterres en la ONU: “Nos estamos quedando sin tiempo, pero no es demasiado tarde” (El País, 23/09/2019). Sin embargo, y mientras tengamos tiempo, hay que pensar además en la ciudad y no apenas en los ciudadanos, pues desde el inicio de estas hace 10.000 años son inseparables, lo que muchos en una tan extensa en el espacio como lo es la Cali actual no han tenido tiempo para entenderlo.

      Enfocarse en nuestra ciudad en tanto artefacto para encarar su futuro es todo lo contrario a la miopía de los que sólo ven lo económico o lo social y nunca lo cultural que incluye todo implicando por lo tanto una visión abierta y transdisciplinar. Y es igualmente miope no entender que somos parte del planeta y de su futuro, asuntos de los que los candidatos actuales a la alcaldía poco se ocupan, siendo una razón más para protestar junto con Greta Thunberg y votar en blanco. Como claramente lo señala Carlos Granés: “La democracia tiene un índice de flexibilidad limitado, más allá del cual se pervierte y empieza a ser otra cosa.” (Salvajes de una nueva época, 2019, p. 21).

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