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Engaños. 03.10.2013


            Es preocupante que poco se aplique la ley de “publicidad engañosa” a la que utiliza imágenes ficticias para la venta de viviendas. Pero peor es cuando se busca convencer con información falsa a la opinión pública, de las bondades de una nueva obra financiada por los contribuyentes. Así pasó con la reciente intervención de la Avenida Colombia en Cali, en que se puso el Puente Ortiz con solamente tres arcos, metida de pata que sin embargo sirvió para disimular que los “árboles” que mostraban no podrán alcanzar ese tamaño en las pequeñas materas que se construyeron, por lo que el tal bulevar de bulevar solo tendrá el nombre; y ya van 61 mil millones.
            También es el caso del pretendido y pretencioso Parque del Bicentenario en Bogotá, donde van 13 mil millones. Las vistas aéreas que muestran (El Espectador, 14/09/2013, y Semana, 23/09/2013) son un engaño. En una se ven a nivel con el piso bajo del MamBo las losas que cubren el “túnel”, cuando es fácil comprobar que lo ocultan hasta el segundo, pues ya están construidas; y  los “árboles” que pretenden reemplazar a los que ya talaron, no podrán existir en donde los muestran pues están “sembrados” en losas de hormigón ¿O serán falsos también?  No en vano se los puede ver metálicos en las revistas de la moda de la arquitectura espectáculo que todavía descresta en Colombia ¿Los pintarían de verde?
            Por lo demás, unas pocas imágenes desde arriba, como desde un avión, por mas reales que sean, no dan cuenta de un proyecto de urbanismo que se recorre a nivel y caminando. Harían falta planos, maquetas, fotomontajes y una memoria, y tiempo para analizarlos, para que los gremios de arquitectos e ingenieros, como las universidades y asociaciones y fundaciones pertinentes, puedan emitir conceptos con los cuales los ciudadanos comunes se puedan enterar de verdad  de como se va a afectar su ciudad y en que se van a invertir sus impuestos. Así es en las ciudades con gobiernos serios y ciudadanos responsables.
            Además, el proyecto no ha cumplido con todos los requisitos, como pretende ahora afirmarlo el Ministerio de Cultura, por la sencilla pero contundente razón de que el diseño final completo aun no existe, debido a que los vecinos se vieron obligados a entablar una demanda, pues se afectan varios espacios urbanos públicos, como el Parque de la Independencia, al que además se pretende tontamente cambiar de nombre, y el área de influencia de varios edificios declarados Bienes de Interés Cultural de nivel nacional, entre ellos el MamBo, la Biblioteca Nacional, el Edificio Embajador y las Torres del Parque.
            Un comunicado del Seminario de Arquitectura Latinoamericana, realizado en Bogotá, y la propuesta de un grupo de arquitectos de eliminar parte de lo construido, han reanimado el debate, además de que sería mas económico considerando las demandas en curso, como señala el arquitecto Carlos morales  <http://torredebabel.info/blog.php/>. Se solucionarían los problemas planteados y se terminaría el parque. De lo contrario, quien responderá por ese despropósito que remataría la intervención de la 26, toda ya bastante cuestionable. E igualmente es pertinente preguntar de nuevo quien responde por los 700 metros de barandas y pérgolas originales que se eliminaron sin ninguna necesidad en la Avenida Colombia.

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