Hace varios
meses, algunos arquitectos e ingenieros le solicitaron una reunión al recién
nombrado Alcalde Guerrero para hablar sobre la necesidad de mantener un mínimo
de transito por la superficie de la Avenida Colombia, además del MIO.
Finalmente la Administración Municipal respondió en días pasados, diciendo que
se podrá entrar al Centro por otras partes, pero como lo observa el arquitecto
Julián Velasco olvidan que desde el Oeste no se podrá ingresar en carro o taxi
si no después de hacer un largo recorrido hasta la Ermita, por el paso
subterráneo, y regresar por la Carrera 4ª con la consiguiente congestión allí,
y desviarse por la Calle 5ª sería aun mas largo. Igualmente señala que lo
aprobado por el Concejo Municipal fue la obra y no la circulación y el transito
sobre la misma, y que si así fuera, la Secretaria de Transito tendría las manos
amarradas para realizar cualquier cambio posterior en vías, rutas, etc. Por lo
demás, también aclara que la construcción no se detendría pues el planteamiento
se refiere tan solo al tipo de vehículos que circularía por arriba.
Cabe suponer que en el proyecto está
previsto que por encima del paso subterráneo puedan circular bomberos, ambulancias,
patrullas de Policía, carros recolectores de basuras y camiones para trasteos,
pues de no ser así seria toda una irresponsabilidad, de la que vergonzosamente
ya tenemos un ejemplo inaudito en la Calle 13, en donde los carros llegan a los
estacionamientos por los andenes. Y la solicitud de que además puedan circular
taxis y carros particulares tiene el objeto de garantizar un mínimo de
animación en ese sector, que impida que el desmesurado espacio peatonal del que
se habla se convierta en un muladar, como ya lo están las bocacalles que a todo
lo largo del Centro Histórico dan a la Avenida Colombia. Por lo demás, sería
indispensable para los hoteles o viviendas que se deberían levantar en los
varios lotes que hay entre el Hotel Intercontinental y La Ermita, y que llevan
a pensar que no solo se recuperaría su propósito inicial de paseo, si no que,
frente al Río Cali y guardadas las proporciones, sería como la Avenida
Atlantica de Copacabana en Rio de Janeiro.
Al no haber existido suficiente
divulgación sobre el diseño original, que además de incompleto lo impedía
(ilegalmente) el contrato con los constructores (quienes tienen la facultad de
modificarlo), ni abierto la posibilidad de discutirlo después, recuerda el
arquitecto Velasco, era imposible plantear soluciones alternativas, como sucede
en toda democracia incluyente, que es como el Alcalde ha definido su
Administración, pero que lamentablemente contradice la superficial y evasiva
respuesta del Subsecretario de Infraestructura después de una larga espera y
solo mediante un derecho de petición. Además las razones para mantener un
transito reducido por la Avenida Colombia si se plantearon en esta columna
desde el anuncio de las megaobras, con el único resultado de que en lugar de
hablar del despropósito de una “serie de plazoletas” se pasara a llamar “paseo peatonal” lo que en realidad sería un inútil malecón,
contradiciendo el propósito original de la Avenida Colombia, que justamente
para recuperarlo es que se planteó hace años pasar el transito pesado por
debajo.
Comentarios
Publicar un comentario