En carta al Alcalde Guerrero de
Abril 24 de 2013, Fabio Fernando Arroyave, nuevo Presidente del Concejo de
Cali, deja en claro que cualquier afectación que se pretenda sobre La Plaza de
Toros de Cañaveralejo tiene que ser autorizada por el Concejo de Santiago de
Cali. Y le recuerda que toda nueva construcción en el área de influencia de un
bien de interés cultural inmueble de Conservación Tipo 1 debe propender por el
respeto y valoración del bien, facilitando su visibilidad y disfrute.
Para este efecto, los volúmenes,
composición y materiales de fachada, cubiertas y otros elementos exteriores
deben evitar la alteración de la imagen del conjunto acompañante del bien. Y
que debe conservar las características urbanísticas del sector donde se ubique,
tales como el trazado vial, paramentación, volumetría. E incluye la abundante y
explícita normativa vigente al respecto. A la que desde luego debe atenerse el
proyecto de remodelación del la Plaza misma, para adecuarla a otros usos, y que
se debería al menos consultar con su diseñador original, el arquitecto Julián
Guerrero, cuya autoría la SCA está en el deber de hacer respetar.
En lo posible se deberá conservar el
uso para el cual fue diseñada y construida, pero aunque la realidad es que las
corridas de toros eventualmente van a desaparecer, de todas maneras sus nuevos
usos deben ser compatibles con la edificación, y aún mas si se pretende que
sean simultáneos. El tipo de conservación que se debe respetar en este caso, no permite
que a tales inmuebles se les asigne un uso que por sus actividades pudiera
derivar en acciones que atenten contra parte de sus componentes o la totalidad
de ellos.
Y toda intervención nueva en su
área de influencia debe propender por el respeto y valoración de la Plaza de
Toros, facilitando su visibilidad, memoria colectiva y disfrute. Para este
efecto, los volúmenes, composición y materiales de fachada, cubiertas y otros
elementos exteriores deben evitar la alteración de la imagen del conjunto, y conservar
las características urbanísticas del sector donde se ubique, tales como el
trazado vial, paramentación, volumetría; en pocas palabras, su arquitectura.
En conclusión, cualquier
propuesta para la Plaza de Toros como para su área de influencia, en su
condición de Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, tiene que pasar
primero por el Consejo Departamental de Patrimonio Cultural del Valle del Cauca,
cuyo concepto debe considerar después el Consejo Nacional de Patrimonio
Cultural y no apenas el Ministerio de Cultura ni mucho menos sólo la señora
Ministro. Lamentablemente en Cali en los últimos años sus Alcaldes han tratado
siempre de ignorar, a pupitrazo limpio, este procedimiento.
Ya
pasó con la Avenida Colombia, sin que hasta el momento se haya logrado saber
quien autorizo la demolición de casi 700 metros de su baranda original con sus
respectivas pérgolas, las que desde luego se hubieran podido –y debido-
conservar. Y ahora el Alcalde Guerrero lamentablemente se apresuró a avalar la
venta de una parte del estacionamiento de la Plaza de Toros para que se
construya otro contenedor, que no edificio, para un uso comercial que nada
tiene que ver con la vocación y usos del sector (contemplados en el POT) por
ser este una zona libre predominantemente verde.
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