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La plaza de Cañaveralejo. 30.01.2014


            En carta al Alcalde Guerrero de Abril 24 de 2013, Fabio Fernando Arroyave, nuevo Presidente del Concejo de Cali, deja en claro que cualquier afectación que se pretenda sobre La Plaza de Toros de Cañaveralejo tiene que ser autorizada por el Concejo de Santiago de Cali. Y le recuerda que toda nueva construcción en el área de influencia de un bien de interés cultural inmueble de Conservación Tipo 1 debe propender por el respeto y valoración del bien, facilitando su visibilidad y disfrute.
            Para este efecto, los volúmenes, composición y materiales de fachada, cubiertas y otros elementos exteriores deben evitar la alteración de la imagen del conjunto acompañante del bien. Y que debe conservar las características urbanísticas del sector donde se ubique, tales como el trazado vial, paramentación, volumetría. E incluye la abundante y explícita normativa vigente al respecto. A la que desde luego debe atenerse el proyecto de remodelación del la Plaza misma, para adecuarla a otros usos, y que se debería al menos consultar con su diseñador original, el arquitecto Julián Guerrero, cuya autoría la SCA está en el deber de hacer respetar.
            En lo posible se deberá conservar el uso para el cual fue diseñada y construida, pero aunque la realidad es que las corridas de toros eventualmente van a desaparecer, de todas maneras sus nuevos usos deben ser compatibles con la edificación, y aún mas si se pretende que sean simultáneos. El tipo de conservación  que se debe respetar en este caso, no permite que a tales inmuebles se les asigne un uso que por sus actividades pudiera derivar en acciones que atenten contra parte de sus componentes o la totalidad de ellos.
            Y toda intervención nueva en su área de influencia debe propender por el respeto y valoración de la Plaza de Toros, facilitando su visibilidad, memoria colectiva y disfrute. Para este efecto, los volúmenes, composición y materiales de fachada, cubiertas y otros elementos exteriores deben evitar la alteración de la imagen del conjunto, y conservar las características urbanísticas del sector donde se ubique, tales como el trazado vial, paramentación, volumetría; en pocas palabras, su arquitectura.
            En conclusión, cualquier propuesta para la Plaza de Toros como para su área de influencia, en su condición de Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, tiene que pasar primero por el Consejo Departamental de Patrimonio Cultural del Valle del Cauca, cuyo concepto debe considerar después el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y no apenas el Ministerio de Cultura ni mucho menos sólo la señora Ministro. Lamentablemente en Cali en los últimos años sus Alcaldes han tratado siempre de ignorar, a pupitrazo limpio, este procedimiento.
            Ya pasó con la Avenida Colombia, sin que hasta el momento se haya logrado saber quien autorizo la demolición de casi 700 metros de su baranda original con sus respectivas pérgolas, las que desde luego se hubieran podido –y debido- conservar. Y ahora el Alcalde Guerrero lamentablemente se apresuró a avalar la venta de una parte del estacionamiento de la Plaza de Toros para que se construya otro contenedor, que no edificio, para un uso comercial que nada tiene que ver con la vocación y usos del sector (contemplados en el POT) por ser este una zona libre predominantemente verde.

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