Para
comenzar de verdad el año una conocida lista: maltrato; muerte; sur de la
ciudad; dinero v/s vida; ostentación del poder; es decir, esa Colombia que no
quiere entender que la guerra está ahora es en ciudades que como Cali se han
poblado mucho y muy rápidamente. Otra semana será el momento de su bello valle,
cordillera y vegetación y clima, y de una entrañable querencia en alguna
hacienda, cinco razones para insistir en vivir aquí; y hay otras.
Con
justísima razón nos preocupamos por el maltrato equino y cada vez mas por el
taurino, pero inexplicablemente muy poco por el de los bípedos, es decir los
peatones. Incluyendo a las Autoridades que poco caminan por la ciudad y no se
han dado cuenta de que Cali no tiene andenes, que la mayoría los puentes
peatonales no sirven para nada, y que no entienden que la cacareada movilidad
no es apenas el transporte colectivo público, al que se accede caminando.
La
vía a la muerte es cosa de todos los días en esta ciudad con calles en mal
estado y pésimas demarcación y señalización, y donde las riñas y las pandillas
(con armas robadas en la Brigada) y los accidentes de tránsito, la mayoría no
producidos por conductores con “nivel cero de
alcoholemia” sino por
los que no saben manejar, matan mas gente que la guerra, y desde luego peor si
son borrachos de verdad y asesinos en potencia; no es sino abrir el periódico.
El
Sur de Cali esta sitiado pero no solo el día de la cabalgata decembrina, sino
cada vez mas todos los días, pues con una imaginación inaudita toda la ciudad
buscando apartarse de la ciudad se traslado poco a poco allá (a la no ciudad),
incluidas universidades y colegios, con el beneplácito de un Oficina de
Planeación que nunca ha sido capaz de gestionar un plan urbano y que hace años
no cuenta con uno de verdad, pues la ciudad real ni siquiera aparece en sus
planos.
Lo
del dinero versus la vida es aquí cosa de toda la vida, desde la salud hasta la
compra de la Justicia, pasando por la arquitectura la que se considera buena si
está a la moda y es costosa y no por que sea apropiada al clima, paisaje y
tradición. Y los carros grandes y caros son para muchos nuevo ricos de ahora y
de antes un símbolo social (en vez de obras de arte o una casa que lo sea y una
biblioteca) mas que un medio privado de transporte, que en beneficio de todos
debe ser eficiente y económico.
Finalmente,
la ostentación de poder y no la búsqueda de sana y significativa diversión, caracteriza casi todos los eventos
en Cali. Desde el ballet hasta la bullaranga semanal en la bien llamada
“Plazoleta de la caleñidad” pues en eso, el ruido y no la cultura, consiste ahora lo caleño por culpa del
narcotráfico, en cuya penalización se insiste mientras en otro estado de
Estados Unidos, Colorado, acaba de ser permitida la mariguana para fines
“recreativos”.
Las anteriores son las mismas cinco
razones aducidas para 'bajarse” de la Cabalgata (El País, 05/01/2014). No hay, pues,
motivos para el orgullo de ser caleño del que habla el Alcalde Guerrero, ni
para que ahora si se acabe (seria como tirar el sofá) ante la poca autoridad de
las Autoridades que han sido incapaces de organizarla de nuevo, como hace medio
siglo pero claro, no había traquetos armados a caballo. En lo que acierta es
que el MIO funciona o es un fracaso; obvio.
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