De la Paz de Aquisgrán de 1748, que tanto le costo Francia, les quedo el dicho de "tonto como la paz". Aquí, hoy, podríamos decir que “tonto como la guerra a medias”. Sin duda el terrorismo, el secuestro, la vacuna y el narcotráfico, a los que hace años se dedican las FARC, es lo que más a contribuido a que no se haya eliminado la situación socio económica que levanto en armas a Tirofijo, de la que habla Antonio Caballero (Semana14/01/2008) para decir que aun son subversión y no mero bandidaje. Pero sin las FARC es probable que dicha situación hubiera comenzado a cambiar, y lo que si es seguro que si hubieran tomado el poder las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales del país hubieran empeorado. Los ejemplos abundan, desde la Unión Soviética hasta la Venezuela de Chávez. Pero por lo contrario, según lo divulgaron sendos artículos de Semana y Cambio en días pasados, el Estado esta ganando militarmente. Tenemos que entender que sí se pueden derrotar, y que lo único que queda es una lucha frontal y total contra ellos, que los lleve a desmovilizarse pues aun están a tiempo de hacerlo con algo de sentido político.
El hecho es que el acuerdo humanitario no pasa de ser una ilusión. Las FARC apenas soltaron dos secuestrados pero se llevaron seis personas al día siguiente. Tenemos que pensar en los más de 700 que quedan. Especialmente en los muchos que podrán serlo, lo que poco se considera, y en que es deber constitucional del Estado evitarlo por todos los medios a su alcance. Si liberaran a todos, las FARC no pasarían de quedar simplemente en un cartel mas del narcotráfico y por eso no lo harán. También tenemos que convencernos de que es preferible la muerte al secuestro, que este es peor delito que el asesinato, y que pagar rescate compromete a las victimas potenciales. La muerte nos es natural y tarde o temprano concluimos nuestro duelo; en cambio el secuestro nos pone en una situación indefinida y “contra natura” con nuestros seres queridos, que por años mueren lentamente mientras sus familias dejan de vivir. Pensemos en la tortura de los secuestrados y en la de los que lo pueden ser, y no apenas en nuestro propio dolor.
Hay que terminar esta ya muy larga guerra a medias para tener una paz completa, antes de que se enrede mas el asunto con Chávez que quiere meterse en ella hace rato. Solo entonces podremos encarar de verdad no solo los problemas del pasado sino los del futuro. No apenas los paramilitares ni la guerrilla ni la inequidad social que por supuesto no es lo único que la genera, ni la carencia de justicia y trabajo, o la corrupción y el desgobierno que la mantienen. Son también las ciudades y las amenazas medioambientales. La practica sin crítica de la arquitectura y el urbanismo moderno que pretendió nada menos que transformarlas y terminó acabando con ellas de la mano de un rapidísimo crecimiento que desbordo los intentos de planificarlas. Y ahora nos llega la contaminación ambiental, el cambio climático y la carencia de agua y energía que se nos viene encima. Por eso no hay nada mas tonto que no querer ver que la raíz de todos estos problemas es la explosión demográfica, de la que hace medio siglo se dijo que era invento de la CIA.
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