En
las mas bellas ciudades del mundo -y entre otras cosas por eso son blanco
preferido del terrorismo-, no se ven enormes antenas ni vallas de publicidad
exterior, al menos no en sus partes centrales y mucho menos en sus áreas
históricas, como si en las mas feas. Bienvenida pues la propuesta del alcalde
electo de eliminar las que feamente tapan las Tres Cruces, y la pertinente
aclaración del director de Planeación en el sentido de que no se trata de las
antenas mismas mas si fundamentalmente de sus soportes desde un punto de vista
del paisajismo de los espacios públicos.
Pero
tiene razón Asomovil advirtiendo que no es tan fácil eliminar las de dicho
cerro tutelar, que incluyen antenas de radio, pero por supuesto se pueden
agrupar en una sola torre, como en
Barcelona, en la muy conocida torre de
telecomunicaciones de Collserola, de 1992, construida para los Juegos
Olímpicos, y diseñada por Sir Norman Foster, muy conocido Premio Pritzker.
Pertinente ejemplo que Cali ha debido seguir en lugar de tugurizar con antenas
de todos los colores y tamaños el Cerro de las Tres Cruces, como ya se dijo
hace años en esta columna (05/05/1999).
Pero mas de 15 años después, significativamente a la mesa redonda
oportunamente convocada por El País (22/11/2015) para hablar sobre el tema, no
se invitaron representantes de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, ni de la
Sociedad de Mejoras Públicas, pese a que es una de sus razones de ser, ni de
ninguno de los tres programas de arquitectura que hay en la ciudad, ni al autor
de esta columna dedicada a los temas urbano arquitectónicos, en especial los de
Cali, dificultando así lograr sumar un conjunto de conocimientos que
permitiera un juicio crítico en beneficio de la ciudad.
Uno que al lado de la reiterada competitividad (palabra tan fea y tan
mentada en dicha reunión), incluya la estética urbana, tema del cual poco se
habla, ignorando que como lo dijo Lewis Mumford (La cultura de las ciudades, 1938), y se ha insistido en esta
columna, la ciudad es escenario
de la cultura y con la lengua la creación mas importante del hombre. Una obra de arte colectivo según la definición de Wolf Schneider (De Babilonia a Brasilia: Las ciudades y sus
hombres, 1960), pero es que el arte en este país se lo
reduce a la pintura, la escultura o el cine.
Belleza
urbana que no entienden el Ministro de las TIC ni la bella delegada de
Planeación Nacional, y que desde luego no mide la Agencia Nacional del
Espectro, pese a su acróstico de mujer: ANE. Pero asunto que se debería agregar
a la denuncia de la Personería de Cali que señala “la reiterada
conducta irregular por parte de los operadores y de quienes se han dedicado a
la instalación de estas infraestructuras en Cali. Entre el 2000 y 2014, en
vigencia del POT del 2000 se registraron 376 instalaciones en la ciudad. De
ellas, al menos 154 no contaban con permisos, es decir el 40%.”
Como dice
el Director del Centro de Investigaciones Cintel, “hay que tener equilibrio, no
podemos estar pensando que con visiones segmentadas vamos a sacar adelante este
país y esta ciudad” reiterando que “la parte académica tiene un rol muy
importante en este tema en materia de investigación”. Es decir, que se debe recuperar para la arquitectura
conformación física de las ciudades, como propuso Jane Jacobs hace años (Vida y muerte de las
grandes ciudades, 1961) y se
ha repetido en vano aquí, aunque desde luego con otros arquitectos diferentes a
los que ahora la están desfigurando.
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