¿Los derechos de los animales? No será
mejor decir los deberes de los hombres para con los animales. Y, además, a los
animales no se los asesina (matar a alguien con
premeditación, alevosía, etc.) si no que sólo se los
mata (quitar la vida), incluso para que no
sufran cuando están muy enfermos o viejos, lo que se considera un acto de
bondad pero que cuando se intenta entre los seres humanos aquí todavía es un
asesinato. Homicidios (muerte
causada a una persona por otra) culposos (como consecuencia de la conducta de uno de ellos; o de los
dos) es lo que abunda hoy en las calles; se los llama
accidentes (sucesos eventuales que alteran el
orden regular) pese a que evidentemente no son tales
Y la cacareada movilidad (cualidad de lo movible, que a su vez es lo que puede
moverse) es EN la ciudad y no DE la
ciudad, la que es preferible que no se mueva pues los temblores, y mas aun los
terremotos, comprometen precisamente la movilidad DE la gente
dificultando la rápida evacuación de los edificios. Transitar por la vías
publicas, la gente por los andenes y los carros por las calzadas, era lo que se
usaba antes, pero si bien es cierto que ya no hay andenes suficientes ¿no será
que aquí tampoco hay gente (conjunto de
personas de un lugar) urbanizada de verdad? Los lugares
y su gente son necesariamente inseparables en una ciudad, influyéndose
mutuamente para bien o para mal.
¿Autopistas? (carreteras con calzadas separadas para los dos sentidos de
la circulación, cada una de ellas con dos o más carriles, sin cruces a nivel y
con vallas de seguridad en sus costados, destinadas exclusivamente al transito
de vehículos automotores). Aquí lo que hay si acaso son autovías (cuyas
entradas y salidas no se someten a las exigencias de seguridad de las
autopistas, ni están cercadas) por las que circulan y se cruzan toda clase de
animales y que tienen peajes como si fueran autopistas de verdad, los que tal
parece que son los mas caros del mundo y además obligatorios pues no suelen
contar con vías alternativas secundarias pero sin peaje, como sucede en todas
partes.
Nuestras ciudades, como es el caso extremo
de Cali, es menos lo que se desarrollan (incremento de orden físico,
intelectual o moral) que lo que evolucionan (pasar de un estado a otro), lo que
no siempre significa progreso (avance, adelanto, perfeccionamiento) y menos aun
modernidad (una época reciente) pues ya estamos en la posmodernidad (movimiento
cultural que, originado en la arquitectura, se ha extendido a otros ámbitos del
arte y de la cultura del siglo XX, y se opone al funcionalismo y al
racionalismo modernos) y una época signada ineludiblemente por la
sobrepoblación, el cambio climático, la reducción de la biodiversidad, la
globalización y el terrorismo a gran escala.
"Yo nunca pienso en el futuro. Llega
demasiado rápido" decía Albert Einstein, pero
el caso es que ya está aquí: una realidad que muchos prefieren no ver para no
tener que pensar, pues como el remató, pensando acertadamente: "¡Triste época la
nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio” (opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca
de algo que se conoce mal). Menos mal que ya no se insiste tanto en decir sustentable (que se puede sustentar o defender con razones) en lugar de sostenible (que puede mantenerse por sí mismo) que es, mejor dicho, en
donde esta la clave (idea por la cual se
hace comprensible algo que era enigmático) para un futuro viable.
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