Ir al contenido principal

Menos CO2 más futuro. 15.01.2020


¿Cuándo se fomentará en Colombia seriamente el uso de carros eléctricos? Pues aunque la Ley 1964 establece beneficios y disposiciones para que en 2022 rueden 6000, no será suficiente ya que, según el Runt, se inició el 2018 con 13,6 millones con motor de combustión interna. ¿Cuándo tendremos ferrocarriles a lo largo de los ríos Cauca y Magdalena y en los Llanos paralelo a la Cordillera Oriental? ¿Cuándo se decidirá por pequeñas hidroeléctricas y no grandes y problemáticas, y más energía solar y eólica pero sin dañar el paisaje? ¿Cuándo se despenalizará la coca cuyo cultivo ilícito arrasa los bosques y ¿cuándo se limitará la crianza extensiva de animales y su consumo?


“Existe una emergencia inmensa que nadie considera una crisis, mientras quienes guían los países se comportan de forma inmadura. Hace falta despertar y cambiar las cosas” reclama Greta Thunberg y a quienquiera que sea, dondequiera que esté “¡te necesitamos!” lo llama, y señala que podemos limitar al máximo el uso del carro y compartirlo; apagar las luces cuando no se necesiten; usar menos agua caliente; rechazar los empaques innecesarios o de un solo uso; consumir productos locales; no comprar cosas innecesarias; ducharse y no bañarse en tina si se tiene; y no abusar de la calefacción ni del aire acondicionado (Valentina Camerini, La historia de Greta, 2019).



¿Cuándo orientaremos los edificios de acuerdo con el clima? y cuándo protegeremos las ventanas del sol en los climas calientes y dejaremos pasar la brisa fresca, para lo cual por supuesto hay que impedir el ruido ajeno. Y muchos prefieren pintar de colorinches sus casas insensibles a la belleza del tradicional blanco de las ciudades coloniales y ahora lo más indicado por el cambio climático, como afirma Steven Chu, Nobel de Física, además de propiciar el amor a la naturaleza, la biofilia, en los nuevos habitantes de las ciudades que pronto lo perdieron de la mano del consumismo y de los nuevos símbolos de estatus social, como lo es el carro particular, innecesariamente grande por lo demás.



Y hablando de biofilia, es muy importante que junto con la conservación de la naturaleza se recupere su belleza. Cuántos niños en muchas ciudades del mundo crecen sin ver lentos y bellos amaneceres, como en Cali, en donde ya grandes cómo se van a percatar de los hermosos arreboles de sus atardeceres ya que por lo rápidos que son hay que estar preparados, ni de la salida de la luna llena cada 28 días, ni del lucero de la tarde, ni de que detrás de su cielo contaminado hay un universo de estrellas. ¿Cómo les va a importar que se tapen sus (aún) esculturales cerros y la cordillera con franjas de edificios tontos para tontos, si prefieren ver ríos de ruidosos carros y no las aguas correntosas del río de la ciudad?



Ojalá los políticos comprometidos con el cambio climático, como varios nuevos gobernadores y alcaldes en Colombia, no cedan ante empresas sin ética como suelen. Y que muchos de los casi ocho mil millones de habitantes del planeta hagan algo pues “cuando las simplicidades se mezclan las complejidades se multiplican hasta el infinito [y] siempre nos sorprenderán” (J. L. Gaddis Grandes estrategias, 2019, p. 80), como podría ser en un futuro más altruista, austero y natural y con seguridad más feliz, ya que los planetas similares a la Tierra están demasiado lejos en el espacio y los grandes desastres están demasiado cerca en el tiempo; vasta recordar la Amazonia y ahora Australia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d