Tan era imposible pasar bien el Mio por la Calle 13 que en su momento pensaron enterrarlo debajo. Pero era tan costoso, y a cielo abierto, como lo propusieron, tan inconveniente para la continuidad urbana del Centro, y tubo tanta oposición, que se descarto la idea. Pero finalmente fue la pata la que se metió toda en la 13. Todo por no usar la Calle 15 para los dos sentidos, como proponía el Plan del Centro Global que hicieron hace unos años las universidades del Valle y San Buenaventura y la SCA, bajo la coordinación de la Sociedad de Mejoras Públicas. Terquedad que nos costará un ojo de la cara no solo por las previsibles demandas de los propietarios, comerciantes y vecinos directamente afectados, sino por que comprometerá el buen funcionamiento del Mio, y sobre todo porque poco a poco deteriorará aun mas esa parte del Centro y con el Cali toda. Es el sino de una ciudad manejada con el prurito de cambiarle la cara, especialmente a partir de los Juegos Panamericanos, pero ahora con los ojos bien cerrados para no ver el desastre que va quedando.
Pese a que demoler lo que acabamos de hacer es lo que vergonzosamente hacemos con frecuencia, por ejemplo recientemente con varios puentes y ahora con los andenes de la Circunvalación, volver a la propuesta del Plan del Centro Global sería en este caso mas económico que el altísimo costo futuro de su mayor deterioro. La Calle 15 no tiene edificios a lado y lado, como la 13, y se podría ampliar, aunque sencillamente se pueden poner estaciones mas estrechas y largas, y una detrás de otra como ya se ha hecho en la 5ª. Esto permitiría reconstruir la 13 con el bulevar propuesto, regresándole al comercio la facilidad de abastecimiento y su clientela, y el acceso por la calzada a los varios estacionamientos de los edificios existentes. Hoy sus usuarios se ven obligados a circular por los estrechos andenes que quedaron, pitándole a los peatones para que se quiten, los que se tienen que pasar peligrosamente a los carriles del Mio, en donde se puede, pues casi siempre están mas altos, incluso mas de un metro, generando desorden, vandalismo, inseguridad, mugre y feura.
El Centro es el único sector de la ciudad común a sus diferentes estratos socio económicos y culturales, y sede de sus instituciones publicas y privadas mas importantes a pesar de la irresponsable huida de algunas a su periferia. Todo error allí afecta su urgente densificación, la que detendría la costosísima expansión de Cali. Sus universidades ya están en Jamundí, su central de abastos en Candelaria, su aereopuerto en Palmira y su centro de eventos en Yumbo, y queremos construir en los ejidos sin ver que el transporte automotor será cada vez mas restringido por su gran contribución al cambio climático. Hacemos patas arriba los sub centros espontáneos de los suburbios, invadimos nuestros pocos parques con construcciones, como el de Los estudiantes, y ahora amenazamos el del Acueducto ignorando las leyes que lo protegen. Pero no vemos nada de esto, o no nos importa pues las metidas de pata, aunque afectan a muchos, las sufragamos solo los pocos que pagamos impuestos. Nada le importan a la gran mayoría que no declara renta, y por supuesto son un negocio para algunos.
Comentarios
Publicar un comentario