Como lo observa oportunamente el arquitecto Hugo García, ni los promotores ni los autores del proyecto del Parque del agua tuvieron suficientemente en cuenta los problemas vehiculares que generaría. Pese a que se ha pensado principalmente para las clases populares, que no poseen vehículo, la concentración de actividades programadas para el mismo llenaría la Circunvalación en toda la extensión del parque y las vías cercanas de San Antonio y Arboledas, y sus andenes, de carros, motos, taxis y buses esperando clientes, y vendedores ambulantes y raponeros. Además de construcciones fijas y temporales, y todo lo que en nuestro medio brota en torno a este tipo de sitios, acompañado del ruido de “músicas” varias y basuras que nunca se recogen. Como nos lo señala, basta ver lo que pasa los fines de semana alrededor de la estatua de Belalcazar o cada vez que instalan una Ciudad de Hierro, o con los vehículos parados a lo largo de la circunvalación, que anulan casi carril y medio de la vía durante los eventos programados en el Teatro de los Cristales.
De otro lado, y como nos advierte el Ingeniero Sanitario Libardo A. Sánchez S., para la conducción, tratamiento, manejo y transporte de los lodos del acueducto del Río Cali, en San Antonio, se requieren importantes espacios contiguos, y por eso solo se deberían conservar los existentes. Pero además una planta de potabilización necesita un aislamiento mínimo como protección contra actos terroristas y vandálicos, considerando que sus instalaciones son esenciales para un servicio que es vital para la comunidad. Asimismo, nos informa que en ellas se almacenan permanentemente alrededor de cuatro toneladas de cloro, sustancia química de alta toxicidad, que en el evento de que se presente un escape se manejaría mas fácilmente en un espacio abierto y sin mucha afluencia de publico, como actualmente lo es el Parque del acueducto. Circunstancia que desde luego representaría una grave amenaza para el Parque del agua, con su presencia masiva de gente, si se insistiera temerariamente en hacerlo allí.
Y son muchas las regulaciones que habría que modificar, incluidas en una carta enviada al Alcalde en días pasados por mas de cien profesionales, la mayoría arquitectos. Son las normas urbanísticas que desde hace 45 años el Consejo Municipal, y 25 el Gobierno Nacional, han espedido para proteger la integridad del Parque del acueducto, las que hasta el momento han sido sin duda efectivas al mantenerlo como un gran pulmón urbano, digno y majestuoso en su sencillez, tal como lo dice la arquitecta Liliana Bonilla, ex Directora de Colcultura y de Planeación Municipal, e la arquitecta Bonilla, quien fue la que las recopilo. Tan equivocado ha sido ignorarlas que la Contraloría General de Santiago de Cali ya tomo cartas en el asunto. Pésimo ejemplo que nada menos que el cumplimiento de la Ley haya sido tan despreciado por los que pretenden defender a la ligera el que se sustituya el Parque del acueducto por un proyecto que además, como ya ha sido ampliamente señalado, seria mejor entre el zoológico y el Jardín botánico. Lo anterior y todo lo dicho antes aquí y por otros columnistas, debería bastar para entenderlo, pero es mejor seguir alertas.
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