La única razón dada para convertir el Parque del acueducto en el Parque del agua es que es un símbolo de la ciudad y que allí estuvo su primer acueducto (El País 19/10/2008). Pero justamente por eso habría que conservarlo tal cual, y por lo demás el que abasteció las pilas públicas data de 1778, y solo en 1916 se inicio uno a presión anterior al actual (A. Gómez y otros: Historia de Cali (1536-1986), 1986). Y por esto seria preferible hacerlo al lado del Río Cali, de donde se ha tomado el agua desde su fundación. Entre el Zoológico y el Jardín Botánico estaría cerca a esas primeras bocatomas, formaría claramente parte del Corredor Cultural y Ambiental del Río Cali, y concientizaría a los ciudadanos no apenas de la importancia de cuidar el agua si no los ríos.
Y por supuesto la Cámara de Comercio podría seguir con su loable iniciativa de darle cuidados especiales a los 1.396 árboles que lo necesitan en el Parque del acueducto, y sembrar otros 1.530, mejorando ambientalmente lo que este ‘pulmón’ representa para el centro de la ciudad, como ellos lo reconocen. Igualmente Emcali debería retirar la sub estación eléctrica, pasando las líneas de alta tensión por debajo del parque como propone la Cámara pero enterrando también la que va a lo largo de la Carrera Sexta, que no pasa al lado de las viviendas sino encima. Y la Alcaldía podría continuar con sus medidas para proporcionar mayor seguridad a todo el sector, las que anuncia periódicamente a sus habitantes, y así, junto un mejor mantenimiento del parque, favorecer su mayor uso.
Lo que no es aceptable es que el símbolo, los árboles, el “pulmón”, la subestación eléctrica y la seguridad solo interese si el proyecto se hace en el Parque del acueducto. Ni que se cambie su imagen, función y uso, y afecten sus barrios vecinos y su riqueza natural y biodiversidad, pues según la CVC existen allí más de 65 especies de aves y 80 de árboles. Ni tampoco que se lo mutile, quitándole las partes necesarias para sus objetivos didácticos y dejando solo los restaurantes, para que se pueda hacer allí. Y menos aun que el Alcalde, responsable de hacer cumplir leyes y normas en la ciudad, ignore que prohíben intervenir ese Jardín Histórico tal como pretende la Cámara, ni tampoco que permita su privatización, ni que no entienda el por que del debate a algo que considera esencial para la ciudad.
No sumar un parque a otro si no restarlo y dejarlo incompleto no es un comportamiento nuevo en Cali. Basta ver el Club San Fernando o el tren ligero, que ya no se podrá sumar al Mio en un futuro. Insistir en sustituir el Parque del acueducto en contra de la ley es solo para aprovechar un lugar emblemático y una buena iniciativa para legitimar un nuevo símbolo urbano. Pero lamentablemente no es como los arrayanes que Nariño sembró en la Plaza Mayor de Santa Fe, imitando a los revolucionarios franceses que remplazaron con árboles las estatuas de los reyes, pese a que aquí no la había pues los monumentos estaban prohibidos en las colonias. Pero terminar cambiando su nombre por el de Parque del Agua de la Cámara de Comercio de Cali si seria como el trueque del de la Plaza de la Constitución por el de Parque de Caicedo, que al menos era un prócer.
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