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Museos. 22.12.2011


            Mas de treinta años después, el Museo Rayo en Roldanillo está mejor que nunca. Allí se puede ver una completa muestra representativa de la obra de Omar Rayo, cuenta con una biblioteca, y se realizan permanentemente importantes exposiciones, como la actual de Maria Thereza Negreiros, además de diversas actividades culturales en su pequeño teatro al aire libre, y pronto contará con una amplio espacio multifuncional que será usado principalmente como taller de dibujo y
grabado. Los ocho módulos de planta octogonal, que diseñó el arquitecto mejicano Leopoldo Gout para el museo, emplazados en media hectárea cedida por el municipio, están debidamente paramentados con las casas propias del urbanismo de tradición colonial de la población, a lo que ayuda su baja altura, su color café claro y la reja que los separa  de las calles que rodean el conjunto, la principal de las cuales, que pasa por la cercana plaza principal, está cerrada al paso permanente de carros. Pese a que sus formas no son las mas adecuadas para nuestro trópico húmedo y lluvioso, el mantenimiento del museo es impecable.
            Mientras tanto en Cali, el edificio del taller-escuela del museo La Tertulia, construido poco antes del Museo Rayo, esta completamente abandonado y las goteras y humedades lo están deteriorando, pues al parecer no ha habido recursos para su remodelación, si es que se piensa darle un nuevo uso, y la muy importante y amplia colección del museo sigue sin que se pueda exponer permanentemente al público por falta de espacio. Además no se ha vuelto a realizar nada realmente destacable como solía pasar antes, por ejemplo con las bienales de Cartón de Colombia, y, para rematar, buscando alguna ayuda económica, se realizan actividades, que nada tienen que ver con un museo, en sus instalaciones y su zona verde. Pero lo mas preocupante es que mientras que en Rodanillo la gente está cada vez mas orgullosa de su museo, los caleños cada vez menos se identifican con el suyo. Solo permanece en el imaginario colectivo su estupendo emplazamiento entre el barranco del que fue “el charco del burro” y el curso actual del Río Cali, con las Tres cruces enfrente.
            Las ciudades de verdad casi siempre tienen un importante museo que las identifica. El Louvre y el Pompidou a París, el Altes Museum a Berlín, El Metropolitan y el MoMA a Nueva York, El Prado y el Reina Sofía a Madrid,  El Museo Nacional de Antropología a Ciudad de México,  el Sofía Imber a Caracas, el Museu de Arte Moderna a Rio de Janeiro, el Museo Nacional y el Mambo a Bogotá,  Panamá pronto va tener su Museo de la Biodiversidad, diseñado por Frank Ghery,  Venecia es toda un museo y la Opera de Manaus es como un museo. Hace menos de cincuenta años La Tertulia, diseñada por Manuel Lago (menos el abandonado taller-escuela), era un símbolo de Cali. Tenemos que recuperarla para todos los caleños como en las grandes ciudades mencionadas. Lo odioso no es la comparación sino la desidia del Ministerio de Cultura, el Departamento y sobre todo el Municipio. Por su parte los empresariosde la ciudad y la industria del azúcar no ven la importancia que para ellos puede tener el museo. Menos mal que Roldanillo está a menos de dos horas de Cali y que su museo es toda una sorpresa y el valle aun bello.

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