La
primera fue pasar la Universidad del Valle a Meléndez, para los VI Juegos
Panamericanos, con el gancho de la donación del lote pero el negocio de
urbanizar cañales. La segunda fue permitir que las otras universidades y la
mayoría de los colegios se pasaran al sur de la ciudad. La siguiente fue
cambiar las normas para que las “constructoras destructoras”, como las llaman,
pudieran hacer edificios altos. La cuarta fue dejar que Cali se acercara a
Jamundí y, como si hay quinto malo, ahora quieren acabar con el Zanjón del
Burro, cuando la única salida que tiene Cali para mejorar la movilidad es
utilizar el amplio corredor que conforma el par vial de las calles 25 y 26, con
el tren de cercanías al medio.
El problemas es que muchos caleños no
quieren bajarse de sus carros para subirse al tren, y que sólo usan sus
bicicletas para hacer que hacen deporte. Pero además muchos mas en Cali aún no
se dan cuenta de que estamos contaminando y destruyendo el medio ambiente de la
ciudad y el de sus alrededores, y que por tanto lo del corredor ecológico del
Zanjón del Burro no es un capricho de los de la Comuna 22. Ni se dan cuenta de
que mucho de lo que pasa allí, como en las demás comunas, afecta a la ciudad y
su área metropolitana, principiando por que esta aún no es oficial.
Pero además el estudio de la
Universidad del Valle al respecto deja en claro que la burrada de prolongar la
Calle 13 no soluciona nada, como cualquiera lo puede comprobar en Google Earth. Sería
una burrada de coches (una cantidad grande de carros como dice el DEL), penetrando a Ciudad
Jardín para beneficio de unos pocos, y una barbaridad pues dejaría de ser jardín pero no se
convertiría en ciudad. La biodiversidad
que existe en el Zanjón del Burro y el Lago de la Babilla, tanto vegetal como
animal, y la belleza de este humedal, es algo que todos los caleños tenemos que
proteger, además de que de paso nos hace mas ciudadanos y menos idiotas que
dejan que otros decidan.
Allí se
encuentra una gran cantidad de árboles y plantas propias de la región y es un
corredor ambiental en el que conviven especies silvestres como zorros,
aguiluchos, gallinetas e incluso algunos chigüiros. Además de las muy mentadas
babillas, también llamadas caimanes de anteojos, y por algo se han hecho notar,
asustando ignorantes, al ver la burrada que les quieren construir, pues ya los
conocedores del tema han dejado en claro que no representan mayor riesgo,
salvo que los seres humanos actúen con imprudencia e irresponsabilidad y
cometan la burrada de tratar de tocarlas. Incluso en Puerto Rico son
consideradas mascotas y se encuentran en muchos de sus cuerpos de agua.
La burrada que se pretende en el Zanjón del Burro es
similar a la de insistir en poner la terminal del sur del MIO en otro humedal
de la ciudad, que habría por lo contrario que recobrar pues ya se lo ha
afectado mucho, y ni siquiera estaría en el extremo de la misma. Burradas todas
estas debidas a las diferentes facetas que toma la corrupción en Colombia, en
donde la subcultura mafiosa nos acostumbró a que todo se compra, y la
diferencia es que se paga de diferentes maneras tratando de que no se note.
Igual que bajo la piel de los burros, primos de los adorados caballos, se
esconden unos animales extraordinariamente dulces e inteligentes; pero cruzados
entre ellos dan mulas que hacen burradas.
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