Pasamos en promedio 45 horas a la
semana en el trabajo pero 16 son “improductivas” de acuerdo con un estudio de
Microsoft, America Online y Salary.com (L. Belkin, El Tiempo 24/06/2007). Y Steve Pavlina
(stevepavlina.com) un experto en desarrollo personal, afirma que sólo lo
hacemos hora y media al día. “El trabajador promedio de tiempo completo ni
siquiera empieza a trabajar de verdad hasta las once de la mañana […] y comienza a relajarse a alrededor de las
tres y media”.
Tal parece que la gente trabaja un
total de tres días a la semana y desperdicia dos. Por eso hay que trabajar,
trabajar y trabajar diría Uribe y muchos hasta le creen pero no lo hacen. Para
los andaluces, por ejemplo, la noche es para dormir y el día para descansar, y
su sabiduría consiste en disminuir el “debe” no en aumentar el “haber”, y desde
luego hay costeños en todas partes. De ahí que sea ese supuesto desperdicio lo
que nos debería preocupar en primer lugar.
Los conocedores discrepan en cuanto a
cómo perdemos todo ese tiempo. La encuesta de AOL dice que es por navegar por
Internet, y el sondeo de Microsoft culpó a las juntas innecesarias. Buscar algo
en medio del desorden es otra distracción, afirma Peggy Duncan, entrenadora de
productividad personal, quien sostiene que localizar cosas en un escritorio
desordenado equivale a 1,5 horas perdidas al día. Pero si nos lo “ordenan” ya
no las encontramos.
La semana promedio de trabajo profesional se ha
alargado en los últimos diez años, de acuerdo con el Centro de Políticas de la
Vida Laboral , y “trabajar” más de 70 horas ahora es lo normal en la cima.
Entonces ¿cómo reconciliar estas tendencias aparentemente contradictorias: el
hecho de que trabajamos más duro y perdemos más tiempo? Un jefe podría decir
que trabajamos más porque perdemos más tiempo ¿O perdemos tiempo porque
trabajamos más duro?
“Entre más tiempo trabaja una persona,
menos eficiente es “, dice Bob Kustka , fundador de Fusion Factor, una
consultoría de administración del tiempo y productividad. Piensa que los
trabajadores, como los atletas, son más eficientes en arranques de
concentración, aunque después se cansan y pueden echar a perder los arrestos
iniciales. Y algunas compañías estadounidenses ahora aplican aún más allá el
concepto de “mira lo que produzco, no cómo lo produzco “.
En las oficinas de Best Buy , en
Minneapolis, por ejemplo, los empleados pueden llegar a las cuatro de la tarde
ó salir a mediodía, ir al cine a mitad del día o ni siquiera presentarse. Lo
que importa es el trabajo, no el método.
Y tanto el rendimiento como la satisfacción de los empleados se han
incrementado en otras empresas en donde se ha ensayado este enfoque, cuidándose
por supuesto de que la manera de trabajar de uno no interfiera con la de los
demás.
En otras palabras, lo que parece ser
pérdida de tiempo desde un punto de vista, podría ser un torbellino de ideas
creativas desde otro, lo que ignoran esas universidades donde importan mas las
horas de clase que la calidad de lo que enseñan. Y parece ser que la verdadera
pérdida de tiempo es toda la energía que se ha dedicado a intentar obligar a
todos a trabajar al mismo ritmo y de la misma manera. Ya leído lo anterior
póngase a trabajar, seguramente lo hará mejor.
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