Mockus no va a mejorar el país: lo tenemos que hacer los que volveremos a votar por él pensando en la próxima elección de alcaldes, pues aquí ya el 80% vivimos en ciudades. Y para mejorarlas primero hay que educar a sus ciudadanos, comenzando por el respeto a la Ley. Cultura urbana que sólo puede impulsar alcaldes cultos, honrados y con vivencias en otras ciudades del mundo, como fue Mockus en Bogotá. Con conocimiento de lo urbano como aprendió Peñalosa, que sepan, como Fajardo, para que sirve la arquitectura, y que se preocupen por la educación, salud, vivienda, trabajo y seguridad de su gente, como Garzón. Alguien dispuesto a hacerle entender a los que aun no saben nada de ciudades que es justamente por eso que viven mal en ellas y que eligen alcaldes ciegos y concejales que solo ven cómo sacar tajada del erario.
Qué futuro pueden tener unas ciudades en las que la mayoría de sus ciudadanos son recién llegados a la vida urbana y no conocen ciudades de verdad, que no declaran renta por lo que no realizan que el erario les pertenece, y que creen que es un buen negocio vender su voto. Y qué esperar de unos candidatos a sus alcaldías que cada cuatro años vuelven a ensuciar sus ciudades, como si no fueran de ellos, con vallas y pasacalles con vulgares lugares comunes pues no tienen nada que decir, y que por lo contrario deberían comprometerse a prohibir esa flagrante invasión del espacio público si salen elegidos. O cuya única experiencia es tener parientes y jefes ya presos por “parapolítica” como pasó con el Gobernador del Valle, o que pese a ser honrados y bien intencionados tampoco saben mucho de ciudades.
Ya vimos antes en Bucaramanga, Bogotá y Barranquilla, cómo un alcalde bueno pude mejorar nuestras ciudades, pero también ahora en la capital uno malo que puede reversar el proceso, o comprometer su futuro, como pasará en Cali con sus mega obras que quedarán comenzadas y cuya terminación se dilatará quien sabe cuanto pues están llenas de ilegalidades. El hecho es que cuatro años son muy pocos para lograr cambios en el comportamiento ciudadano que permanezcan en el tiempo y obras publicas que se concluyan bien y rápido y no sean solo para los contratistas del Estado. Pero ni siquiera entendemos que no puede haber ciudades sin edificios, que éstos conforman calles, y que éstas se caminan por los andenes y se aprecian en perspectiva, por lo que su arquitectura es significativa y no un lujo.
Si vemos que el problema de Haití o Chile es ante todo la reconstrucción de sus ciudades entenderemos la importancia de tener alcaldes buenos, pues aquí el terremoto fue el rapidísimo crecimiento de las nuestras. Pero esquizofrénicamente esa mayoría de colombianos que están de acuerdo en que Uribe pueda ser reelegido, y por eso van a votar por Santos, no quieren que sus alcaldes también lo sean. No entienden eso de que la democracia es mas para quitar gobernadores que resultan malos que para poner presidentes que prometen ser buenos. Como nadie les ha mostrado como vivir mejor cada vez viviremos mas mal en las ciudades. Por eso hay que volver a votar verde y sin temores por una legalidad y una educación ciudadana que lleven a la convivencia social. La oposición es tan importante como el gobierno.
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