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¿Por los cuernos? 09.10.2014

Tal parece que la incertidumbre de la Plaza de Toros de Cañaveralejo se quiere tratar de solucionar de un plumazo olvidando que es un Bien de Interés Cultural, BIC, protegido legalmente como patrimonio de la nación y en consecuencia con el uso del suelo alrededor restringido. El punto es que se trata de un edificio y un espacio urbano de valor histórico, urbanístico y arquitectónico, y sobre todo de un especial significado y uso para la ciudad.
En razón de lo cual de ninguna manera sería conveniente permitir que la Plaza y sus áreas inmediatas se conviertan en algo meramente comercial, como está pasando con la plazoleta de la caleñidad Jairo Varela (o como al fin se llame) invadiéndola poco a poco con tenderetes, mal ubicados además, como pasará en el “bulevar” del río (cada vez con menos río) cuando se cansen de vigilarlo y cuidarlo para unos poco con el dinero de todos cuando el resto del Centro es una vergüenza.
En conclusión no se deberá desafectar el uso del suelo alrededor de la Plaza, pasando por alto que su carácter de BIC de nivel nacional lo decide, precisamente, el Consejo Nacional de patrimonio Cultural. El que deberá considerar los conceptos previos del Consejo Departamental de Patrimonio Cultural, lo mismo que debería haber hecho el contratista del Ministerio de Cultura que fue el autor de su plan especial de manejo y protección, PEMP, que es el que finalmente define su futuro.
Además es necesario cerrar la puerta de un debate (que ni siquiera es tal) de sesgo legalista, politiquero, “ceveyero” y de negocios codiciosos, como suele pasar en Colombia, para solaz de los medios amarillistas. Lo que impide llegar a acuerdos equitativos (todo lo contrario al todo o nada de los uribistas y antiuribistas) para proceder a abrir otras puertas con miras a solucionar el problema en beneficio de la ciudad toda y de todos los ciudadanos.
En conclusión, se la debería conservar pero haciéndole apenas las mínimas modificaciones para que se pueda utilizar también para otros espectáculos, aparte de los toros. A pesar de que muy probablemente se acaben en un futuro próximo, al menos en las plazas mas grandes, podrían evolucionar a un espectáculo de rejoneo que no demande la muerte de animales como parte del mismo, originando un vistoso toreo a caballo apto, ahí sí, para todos los públicos.
Pero de todas manera es claro y pertinente que las áreas mas próximas a la Plaza, incluyendo parte de los estacionamientos, se deben convertir en una zona verde semidura, arborizada, abierta y pública, con estacionamientos, asimismo públicos y para todo el sector, pero debajo de las amplias “calles” actuales para conservar los árboles existentes. Y en ningún caso permitir construcciones inmediatas que comprometan las visuales hacia lo que es hace años un hito urbano.
Y solamente en su extremo norte se debería permitir construir, trasplantando los árboles existentes (antes de que el DAGMA “conceptúe” a la carrera que están enfermos y amenazan a los peatones y que hay que talarlos) y con una altura menor a la de la Plaza. Cosa que hasta donde se ha podido saber no cumple un proyecto hecho a espaldas de todos para beneficio de algunos, “ensillando antes de traer las bestias” como se suele hacer la “planificación” en Cali: en función del negocio de la tierra y la construcción.

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