Ya comenzaron a decir que los animales son personas no
humanas, pues (supuestamente) los seres humanos son
Homo sapiens (del latín «homo»,
«hombre», y «sapiens», «sabio»),
pero falta hablar de los humanos que no son personas, como esas contestadoras
que hablan pero a las que no les puede decir nada, apenas obedecer y oprimir
los botones de ese otro humano no persona que es el teléfono.
Pero sobre todo habría que hablar mas a fondo de que pasa
con esos humanos que son malas personas, y que acaparan la curiosidad morbosa
de la gente pues son como otra especie de primate; al fin y al cabo
también cuentan con cinco dedos, un patrón dental común, y una
primitiva (no especializada) adaptación corporal.
Por ejemplo, lo más leído en días pasados fue que la casa donde se perpetró la masacre de ocho mas en el
sur era alquilada para eventos sociales; que dos personas mas fueron muertas tras
un ataque sicarial (sic) en San Fernando;
que murió la mujer apuñalada por su ex pareja en el nororiente de la ciudad
(con foto a color y todo); y que se presentaron cinco asesinatos en menos de seis horas ese lunes.
El hecho es que casi todo
pasa en las ciudades (en Cali 11 asesinatos en un fin de semana pues en los
festivos las muertes corren por cuenta de los accidentes causados por choferes
poco humanos) o se decide en ellas (la masacre, por ejemplo) pero a la mayoría
de las personas (humanas) apenas les interesa lo que pasa y lo mas escandaloso
por lo visto.
Pocos ven el entorno en donde pasa (la casa
donde se perpetro la masacre, por ejemplo, muy falsa por cierto, o la invasión de edificios de
apartamentos desocupados del sur o la “feúra” del nororiente de la ciudad).
Casi nadie ya ve la ciudad como si fueran personajes del Ensaio sobre a cegueira, 1995, el libro de José Saramago.
No ven que mas que
resolver necesidades son para que los humanos (y no humanos, como los perros
que son mas humanos que muchas personas inhumanas) puedan vivir bien, como ya
pensaba Aristóteles pues consideraba que el ser humano es un animal social que
vive con otros y sólo puede alcanzar la justicia y el bien común a través del
dialogo y la deliberación (como la paz si hubiera humanos a los dos lados de la
mesa).
Es decir que la calidad de vida depende de las
ciudades en tanto artefactos (por eso los diálogos se hacen mejor en la Habana
que en el Caguán), y no apenas de lo que pasa en ellas, y en Cali desde luego
pasan muchas otras cosas aparte de masacres, secuestros, asesinatos y crímenes
pasionales de malas personas que sólo son animales y que perdonen los
animales.
Por ejemplo cada vez mas personas se
relacionan animadamente en bares, cafés, cafeterías y restaurantes, lo que,
como dice el economista Edward Glaser (El
triunfo de las ciudades, 2011) es imprescindible para que las ciudades
prosperen, al permitir que las personas sean mas humanas y colaboren unas con
otras.
Sólo falta que los caleños (ya
más humanos) se ocupen menos de los carros (muchos son como de malas personas)
cuya propaganda llena el otro medio periódico, y se preocupen mas de sus
andenes, plazas, parques, y espacios para la cultura, el espectáculo y el
deporte.
Mientras no exista otra forma de vida inteligente en el universo, no queda mas que
tratar de serlo pues estamos acabando con la ciudad como si fuéramos brutos.
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