Los Planes de Ordenamiento
Territorial (POT) deberían ser parte de un Plan de Desarrollo Municipal,
económico, social y cultural, que incluya tanto la cabecera como el área rural.
Y que a su vez lo sea de uno Departamental y este de uno del país. Pero además en
Colombia no los facilita la propiedad privada del suelo urbano, pues aunque se
cuenta con la plusvalía, el impuesto poco se aplica. Y, en el peculiar caso de
Cali, la actual división político
administrativa simplemente no permite su diligencia en toda el área ocupada por
la ciudad.
¿Se enterarían los participantes
a la reunión sobre áreas metropolitanas convocada
por la Alcaldía, de que aquí el POT es inútil
mientras no exista un área metropolitana? Porque nadie del
Departamento de Geografía de Univalle, que ha trabajado sobre el tema, ni de
los programas de arquitectura de la ciudad, o la SCA, el Consejo Departamental
de Patrimonio, el Comité Municipal de Patrimonio o la Sociedad de Mejoras
Públicas, o los ex Directores de Planeación, fue invitado a sumarse a
los expertos internacionales y nacionales convocados.
Área
metropolitana que urge para que se
pueda detener la desordenada conurbación a los dos lados del río Cauca, la
invasión de los cerros y la demolición del patrimonio. Para concentrar la
ciudad y recuperar el sistema urbano del valle
geográfico, quitándole presión demográfica a Cali, y mejorando la calidad de
vida de todos. Lo de hoy es la ignorancia de los que votan por concejales y
alcaldes sin ver mas allá de su vivienda, y el olvido cultural de la relación
de clima, paisaje y arquitectura, la que ahora se copia de revistas foráneas o
que aquí imitan.
Si Cali fuera de seis pisos en
promedio -como en las bellas ciudades europeas-
no apenas unos tres, ocuparía la ¡mitad! del área y de extensión de
servicios y vías. Los recorridos serian menos largos y en muchos se podría ir
por andenes arborizados, sin tantos avisos y ninguna valla, y habría mas
animación y seguridad urbanas. Aguablanca no existiría ¡ni se inundaría si se
rompe el jarillón! Cali contaría con un cinturón verde y sería sostenible.
Ahora habría que incentivar mas altura, respetando lo existente, sobre todo a
lo largo del corredor férreo.
Mas para que sea posible que el POT
trate ante todo de organizar volumétrica y espacialmente la ciudad, ahora tan
improbable como un “cisne negro”, es imperativo que lo que mas interese sea la
complejidad del artefacto en donde moran sus habitantes. Y no que negocios
permite sin importar si es aplicable en toda su área pues, por lo contrario, la
posibilidad de “negociar” barato con los pequeños municipios vecinos y vender
caro en el grande, es bienvenida por politiqueros, grandes terratenientes y
negociantes de la construcción.
Además, cómo pretender ordenar
una ciudad extendida sobre tres cabeceras municipales -Cali, Yumbo y Jamundí- y en áreas adyacentes
que son de Palmira, Candelaria, Florida, Puerto Tejada y Santander de
Quilichao, los dos últimos del Cauca, que no son apenas un perímetro de
suburbios poco densos, lo que sí sería deseable. Y cómo intentar controlar el
uso del suelo si ni siquiera se aplica la plusvalía, ignorando el mandato
constitucional sobre la función social de la propiedad privada.
Lamentablemente, el POT de Cali es por ahora una falacia.
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