Volver a utilizar todas
las cosas es uno de los propósitos mas importantes para el futuro del planeta y
por tanto de sus habitantes. Reciclar las basuras y los desperdicios, y por
supuesto no botar comida, es criminal, sino, por ejemplo, juntar todas las
sobras de todas las carnes para hacer para el fin de semana una deliciosa terrine de campagne. O lo que ya hace
años se hace con la ropa: lavarla y volverla a usar combinada de otras maneras.
Pero es urgente también reciclar el agua y que se entienda la importancia de
reciclar las construcciones, y con ellas las ciudades, en lugar de demolerlas y
construir otras nuevas; es decir, reciclar lo ya construido y no apenas el
suelo urbano.
Es someter repetidamente una materia a un ciclo,
para ampliar o incrementar sus efectos, lo que en
arquitectura se refiere a los materiales, componentes o elementos ya reciclados
o reciclables que se van a utilizar, como a refuncionalizar los espacios mismos
de casas, edificios y conjuntos urbanos ya construidos, sin generar escombros y
economizando mucha agua y energía y en últimas dinero. Y variando apenas la
imagen colectiva que los ciudadanos tienen de sus calles, barrios y
ciudades, para lo cual es aconsejable
que varíen poco las primera y sólo mas ciertos sectores de las últimas, si es
que no están creciendo y por tanto incorporando nuevas imágenes.
Es el buen ejemplo de
muchos centros históricos en los que antiguas y grandes residencias se
convirtieron en apartamentos y finalmente en hosterías,
o esos claustros que han servido después para elegantes hoteles. O esas
bodegas o panópticos o estaciones de ferrocarril convertidas en museos, o
mercados que se han re desarrollado, o salas de cine que se dividen, o plazas
de toros que se transforman en escenarios para otros espectáculos. Pues los
únicos edificios que no toleran otros usos son los templos, todos los templos,
cuyos muy bellos volúmenes y extraordinarios espacios son por algo los
preferidos de los ateos cultos, y que por eso hay que conservarlos pues casi no
se construyen mas.
Los ejemplos conocidos de
acertadas remodelaciones de edificios de interés cultural abundan, como el
Museo Nacional en Bogotá, muchas casas y varios claustros en Cartagena, el
Museo de Arte Moderno de Medellín, o el Centro Cultural del Oriente en
Bucaramanga, pero las buenas remodelaciones de casas convertidas en pequeños
edificios escasean y poco se conocen. Es por eso urgente que se entienda que el
patrimonio construido no es apenas el monumental, sino todo lo construido por
su posibilidad de ser reciclado, ya no para el fin de semana como la terrine
de champagne, sino para
las generaciones mas jóvenes a las que se les está dejando un planeta en
peligro.
Pero
además de que el reciclaje de casas y edificios contribuye, y mucho, a la
sostenibilidad de las ciudades, y es muy importante por constituir su
imagen colectiva, es básico para su deseable contextualidad. Para situarlos en un determinado entorno, pues son construcciones ya
existentes que se refieren a todo aquello que las rodea, ya sea física
o simbólicamente, en la calle, el barrio o el sector, dando así continuidad al
acontecimiento urbano o, si es del caso, corregirlo. Y es urgente porque en las
ciudades se concentra cada vez mas la población del planeta y sus posibilidades
futuras en tanto habitación para los mas
de 7.331millones que ya hoy hay en él.
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