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¡Respeto! 14.11.2013


            No mas andenes maltrechos y estrechos –o simplemente inexistentes- que obliguen a caminar por las calzadas. No mas carros trepados groseramente encima de los andenes. No mas puestos de vendedores ocupando los andenes. No mas talleres en las calles. No mas postes atravesados en los andenes. No mas pasos pompeyanos alejados de la circulación de los peatones. No mas semáforos sin tiempo para los peatones. No mas puentes peatonales que los mas necesitados no pueden usar. No mas sardineles altos como para gigantes. No mas calles sin andenes. No mas barreras urbanas. No mas ciudad con peatones corriendo para poder atravesar las calles: en muchos cruces no hay remedio.
            La inaudita ignorancia de los derechos de los peatones, que en Cali manifiestan orondamente sus Autoridades Municipales y la Policía, sólo es comparable con el irrespeto que estos tienen por si mismos; además por duplicado ya que son ellos los que eligen esos alcaldes y concejales que no caminan nunca por la ciudad y que nombran esos secretarios de tránsito que solo piensan mucho (y bien) en los carros, poco (y mal) en las motos, casi nada (ni mal ni bien) en las bicicletas y menos que nada en los peatones (lo que está muy mal) como si ellos y sus familias no lo fueran también, o como si les diera pena serlo.
            No mas concejales, alcaldes, y secretarios de tránsito y de planeación que no vuelven a caminar por la ciudad-si es que antes lo hacían- en tanto son elegidos. Elijamos alcaldes que caminen y que respeten a los peatones y sigan caminando. Concejales que sean como  esos ediles que entre los antiguos romanos estaban a cargo las obras públicas, y que cuidaban del reparo, ornato y limpieza de los templos, casas y calles de las ciudades, las que aunque no  tenían carros si contaban con andenes como aun se pueden ver en Pompeya, por lo que presumiblemente también los tenia la Ciudad Eterna y por algo todos los caminos llevaban a ella.
            No mas alcaldías de apenas cuatro años. Exijamos al Congreso, con el Voto en Blanco a la mano elijamos alcaldes reelegibles por varios periodos consecutivos, que se  encarguen de ejecutar los acuerdos de un Consejo de conocedores de las ciudades (es decir de académicos y  representantes de los barrios y gremios),  pero no apenas para su buen orden, salubridad y limpieza,  sino los objetivos derivados de un plan urbano arquitectónico a largo plazo para una ciudad con movilidad de verdad, es decir, con andenes, pues los que se mueven no son apenas  carros y  buses, y por supuesto, bicicletas y trenes (en los que se puedan llevar las bicicletas).
          Como dijo  Aristóteles, la ciudad son sus ciudadanos; ciudadanos que caminan agradablemente por sus calles, pues como se ha repetido en esta columna hasta el cansancio, las ciudades ”surgieron para satisfacer las necesidades vitales del hombre, pero su finalidad es permitirle vivir bien...” (La política, s, IV a.EC);  lo que lo civiliza y transforma en un ciudadano que elige mejor a sus autoridades. Ya deberíamos estar cansados en Cali del irrespeto de todos con  todos. Al fin y al cabo, respeto es miramiento, consideración, deferencia; pero aquí tal parece que no pues los peatones tampoco respetan: cruzan las calles por cualquier parte y no se detienen en los semáforos (si los hay); y las bicicletas mucho menos.

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