La
búsqueda de una teoría del todo se basa en estos tres aspectos (Rafael Andrés
Aleman Berenguer, En busca de la teoría del todo, 2016, p.11) y lo
mismo se podría decir de la de una buena arquitectura. La simetría ya esta está
presente en el tratado de Vitruvius, tanto en la función (utilitas), la
construcción (firmitas) y la forma (venustas), la conocida triada mas el
emplazamiento del cual incluso escribe más, a los que hay que agregar la
proyectación. Y por supuesto esos cinco temas interactúan pero es su
unificación la que permite su aporte a la ciudad. En conclusión, el caos urbano
se da por la falta de unificación, interrelaciones, simetría, o, como en Cali,
su suma…la que en verdad es una resta.
La
simetría ya está en el emplazamiento, función, construcción y forma, pero
igualmente en la proyectacción. Por ejemplo cuando se presentan alturas
similares a los lados de un monumento más alto; o cuando existe un equilibrio
entre diferentes usos de tal manera que olores, ruido e imágenes de uno no
resulten “ajenas” al otro; o en la construcción pues las estructuras simétricas
son más estables; y desde luego en la forma aunque siempre debe existir algo
que impida que sea absoluta. Todo lo anterior es precisamente lo que exige
cierta simetría en la proyectación de los edificios y los espacios urbanos
públicos que conforman, a diferencia del diseño de objetos unifuncionales como
un carro.
Las
interacciones entre esos cinco temas (la conocida triada de Vitruvius más el
emplazamiento y la proyectación) están presentes en todos los edificios, ya
sean privados o públicos, que son los que conforman los diferentes espacios
urbanos de las ciudades, como lo son sus calles, avenidas, plazas, parques y
zonas verdes; y desde luego están matizadas por sus simetrías. Mucho más de lo
que comúnmente se cree, lo que en ciudades como Cali lleva a la miopía de
realizar planes viales independientes de los de usos del suelo, índices de
ocupación y construcción y alturas, cuyas normas se cambian frecuentemente o
sencillamente no se cumple.
Pero es la unificación formal, que constituye una tradición que
hay que reinterpretar, la que permite una interacción formal entre imágenes que
no son simétricas, evitando así el caos visual propio de la mala arquitectura.
Esa que es del todo asimétrica o simétrica, que no interactúa con las
construcciones vecinas llevando a una fatal falta de unidad en su uso, función,
forma y emplazamiento en la ciudad, producto de una proyectación miope, sorda e
insípida característica de esos arquitectos que miran imágenes engañosas en las
revistas pero que no ven la realidad de lo que los rodea y por tanto no les
importa configurando un vergonzosa falta de ética profesional.
En
conclusión, el caos urbano se da por la falta de unidad, interrelaciones o de
simetría en alguno o todos los cinco temas de la arquitectura, pero como dijo
Steven Weinberg: “Una de las esperanzas persistentes del hombre ha sido la de
encontrar unas cuantas leyes simples y generales que pusiesen explicar por qué
la naturaleza, con toda su aparente complejidad y variedad, es como es.”
(citado por Aleman Berenguer, p.123), y lo mismo se podría decir de la
arquitectura. Pero igual que el universo sólo interesa a científicos y
filósofos, profesionales o no, las ciudades y su arquitectura sólo interesa a
los ciudadanos, los que en las que han crecido tan rápido como Cali, son
escasos.
Comentarios
Publicar un comentario