Sostenible es lo que puede mantenerse por sí mismo (DRAE), lo que aquí poco se ve en los edificios. Que consuman mucho menos energía (hoy son los que mas lo hacen), mediante su climatización pasiva e iluminación natural, que ahorren agua potable (cada vez mas escasa), que reutilicen la servida y usen la de la lluvia, que no contaminen, que procesen sus basuras, que sean higiénicos, seguros y de accesibilidad para todos, que consideren su contexto y sus espacios sean renovables sin producir tantos escombros, que sean reciclables y hasta degradables. Es decir, arquitectura sostenible y ética, que se defiende con razones, y que nos sacaría de la frivolidad estética en que hemos caído, y por la que afortunadamente comenzamos a preocuparnos todos y no apenas algunos arquitectos. Precisamente el tema del XIII Seminario de Arquitectura Latinoamericana, SAL, a celebrarse del 22 al 25 de Septiembre en Panamá, organizado por Isthmus, la Escuela de Arquitectura y Diseño de América Latina y el Caribe, con importantes conferencistas de la región, es Arquitectura y Clima.
Pero si bien nuestra arquitectura es sin duda latinoamericana (tuvo, como la lengua, el mismo origen), nuestros climas y paisajes no son los mismos. Unas ciudades tienen estaciones pero otras no pues están cerca al trópico, al lado del mar o de grandes ríos, o en los valles y sabanas de los Andes a mil, dos mil o casi tres mil metros de altura. Cambios que llevan a que unas sean calientes y otras frías o templadas todo el año. Esta importante diferencia no se ha considerado suficientemente entre nosotros, y con frecuencia se copian “soluciones” de países con estaciones mientras se desprecian las búsquedas locales y las acertadas tradiciones propias, lo que es imperdonable, como son en el caso de Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá, sur de México y norte de Brasil, patios, corredores, techumbres, y celosías y penumbras y alturas de los espacios interiores, tan acertados en esa “tierra caliente” en donde está la mayoría de nuestra población. Los descartamos por “viejos” y nos entregamos a la moda impuesta del vidrio, mas propio de Bogotá, Quito o Ciudad de México.
En Cali se han realizado antes eventos sobre el tema, y en estos días, en la Universidad del Valle y en la Javeriana, habrá seminarios y especializaciones sobre arquitectura sostenible. Y en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la San Buenaventura está en curso un importante Taller Vertical de una semana, en el que participa la totalidad de sus estudiantes y profesores, basado en la experiencia del Centro de Investigación Hábitat y Energía de Buenos Aires, con conferencistas nacionales y extranjeros. El asunto es muy importante pues, como se dijo en esta columna hace unos meses, estamos cayendo en la moda del diseño “sostenible” cuando solo lo es parcialmente o, peor aun, apenas lo parece. La verdadera sostenibilidad integra sociedad, cultura y naturaleza, como dice el arquitecto y diseñador caleño Hugo García. Pero de nuevo olvidamos a nuestros vecinos de clima, paisaje y arquitectura (y no es por Chávez ni Correa, mas faltaba). Y lamentablemente muy pocos de nuestros estudiantes, profesores y arquitectos irán al SAL en Panamá; aunque todavía hay tiempo.
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