Como lo denunció
el arquitecto Juan Carlos Ponce de León, ex Director de Planeación, se pretende
hacer una clínica en Ciudad Jardín haciendo trampa (El País,
17/06/2012), pues la falta de ética, y en
consecuencia de estética, es lo usual en el diseño y construcción de esta
ciudad. Los arquitectos se prestan para ella, las curadurías la facilitan, las
normas son ambiguas y Planeación no cuenta con instrumentos para impedirla. Y
ahora el Alcalde ha caído en la trampa de que Cali “necesita” un puente de
Calatrava, cuya arquitectura espectáculo, promovida por los que aun creen en el
“efecto Bilbao” o esperan algún contrato, ya nadie la quiere por tramposa y
costosa. El se quedó sin encargos y está demandado por «daños al erario” y
errores en “su” puente sobre el Gran Canal, cuya justificación por políticos
corruptos era que hasta Venecia, pese a la protesta de sus ciudadanos, tenía
que tener un Calatrava (<ayuda-boletin@arq.com.mx>).
Y en Valencia, aunque es de allí, no lo pueden ni ver, pues allá ya reconocen
que se les acabo la fiesta (http://www.youtube.com/watch?v=ywG0roauqn8).
Desde el puente de El Alamillo en
Sevilla, cuya aparente novedad lo llevó a la fama, su arquitectura resultó
tramposa. Su mástil es hueco y no macizo como estaba diseñado pues las normas
lo impidieron, y su costo fue muy
superior al de un puente colgante común (J. Martínez Calzón, Ingeniería y Territorio Nº 81, 2008), y el puente
peatonal giratorio de Puerto Madero en Buenos Aires (dizque una pareja bailando
tango), fabricado en España por
supuesto, poco se abre pues por ahí casi no pasan embarcaciones. Pero lo mas
grave, como lo dijo Jaime Sarmiento hace un lustro (La arquitectura de moda, 2006), y
también fue mencionado en esta columna, es que mientras los espectáculos
pasan los edificios quedan. Como la moda, cambian con cada temporada y muchos
se proyectan mas para ser publicados que para ser habitados. “La arquitectura
ha dejado de ser un bien y se ha convertido en una mercancía [y] los edificios
se han convertido en objetos […] arropados con vestimentas llamativas, en los
que lo importante es la envoltura, y no lo que contienen en su interior”
concluye.
Ahora, dice él, se
habla de un “Nouvel”, un “Ghery” o un “Calatrava” como de un BMW o un Mercedes. “Actualidad” que aquí imitamos
y premiamos en concursos y bienales por sus tramposas imágenes, pero que
después no vemos en su casi siempre triste y prematura vejez. Y solo se habla
de los arquitectos que se autopromocionan como de moda, pero casi nada se dice
seriamente de la arquitectura que en realidad necesitamos. Además, como
concluyó un articulo de Semana sobre el tema (22/09/2008 ), “varios de esos
proyectos se han venido deteriorando con el tiempo, han quedado inconclusos o
no cumplen a cabalidad sus propósitos porque están en continua reparación”. El
hecho lamentable es que nos preocupamos mas por sus imágenes de penúltima moda y
los premios que por la realidad de las ciudades y edificios en los que tenemos
que vivir, o los puentes que de verdad necesitamos para destrabar el trafico en
Cali. Con dos monumentales cerros ¿necesitamos disfrazar de monumento un puente
en lugar de rescatar su río? En definitiva, somos la civilización del
espectáculo que dice Vargas Llosa.
Comentarios
Publicar un comentario