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Vaya, vea y vote. 01.11.2018


  Hasta cuándo en Cali sus alcaldes entregarán el diseño de las obras públicas a dedo, obedeciendo a intereses electorales o comerciales o a la moda. Además a arquitectos o firmas de afuera de la región o, aún peor, del país, que no conocen la ciudad ni sus circunstancias ni sus gentes, y como si aquí no hubiera profesionales idóneos para llevarlos a cabo, o que por lo menos en sus equipos de trabajo siempre los hubiera obligatoriamente.  Cuándo los ciudadanos entenderán que el nuevo equipamiento y espacio urbano de la ciudad es para su mejor calidad de vida y no para el beneficio económico o politiquero de los que solo hacen negocios en ella o con ella marcados por alguna forma de corrupción.
  Como esos bienvenidos concursos pero que lamentablemente son improvisados, y en los que no se piensan todas las circunstancias para establecer sus bases, las que tampoco son consideradas por sus jurados. Además estos se cambian totalmente cada vez y en ellos que no prima el conocimiento y especialmente la reconocida experiencia de sus miembros sobre lo urbano, arquitectónico y paisajístico, ni mucho menos sobre lo económico, social y cultural lo que no se considerara para nada. El resultado es una ciudad que cada vez mas es una colcha de retazos inconclusa y llena de rotos por lo demás pero que algunos, a los que poco les importa que se destruya su bello paisaje, insisten en ver linda.
  O esos proyectos puntuales que no obedecen a un POT serio que considere al mismo  tiempo el espacio urbano público y la movilidad en él: calles, avenidas, plazas, explanadas, parques y zonas verdes, y los usos del suelo: densidades, ocupación, alturas, aislamientos y retrocesos, y un presupuesto real para ejecutar las obras y de acuerdo con su prioridad. Y teniendo en cuenta propuestas y proyectos anteriores y no simplemente que se los ignore como si además no hubieran costado nada, como pasó con los dos que ya se habían realizado y pagado para el parque del rio Cali, o el del “Centro global” o hace años el del “Hoyo–Piloto” que sencillamente el siguiente alcalde tiró a la caneca de la basura.
  O el ”Corredor verde” que aterrizó de emergencia en la Carrera Octava pues dizque era para el corredor férreo, y que sólo lo será cuando crezcan los árboles si es que no los talan antes con cualquier disculpa, donde es preocupante que no se haya considerado que las estructuras caprichosas que están poniendo allí, metálicas y de madera plástica, que no se sabe como ni para que serán utilizadas, pronto estarán deterioradas y vandalizadas o se las habrán robado a pedazos, y por supuesto de los “juegos infantiles” o para hacer ejercicio no quedará ninguno, como lo señala una oportuna carta pública de la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali al Alcalde, y que tendrían que reenviarla al siguiente.
  Qué costosa equivocación intervenir, como igual ya pasó en el “Parque lineal del río Cali” (presupuesto y tiempo todo un cuento de nunca acabar), solo uno de los dos costado de la vía y el menos necesitado, que en el tramo al lado de la Base Aérea del tal corredor es el que concentra toda la actividad urbana: peatones, vivienda, comercio. O poner esos juegos al lado de una vía de tránsito pesado, o incomodas bancas a pleno solo para mirar pasar los carros. Y ni hablar de los terminados que no consideran el impacto del clima, el maltrato, ni el deficiente control y mantenimiento como se puede ver ya en el mal llamado “Bulevar del río” pues hasta las palabras se usan pretenciosamente.

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