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¿Y aquí que? 16.08.2012


Hace mas de cinco años la famosa y muy discutible arquitecta de moda, Zaha Hadid, ganó el concurso para el diseño de la Biblioteca Central de la Universidad de Sevilla, España (ver: http://www.google.com.co/images?hl=es&q=zaha+hadid.+biblioteca+universidad+de+sevilla&gbv=2&gs_l=hp.1.0.0i13i30.2597.15500.0.20051.41.41.0.0.0.0.255.5807.0j32j3.35.0...0.0...1c.l3ih4N1vgbw&sa=X&oi=image_result_group). La obra comenzó en 2008 en El Prado de San Sebastian, entre el Rectorado y el Campus de la Universidad. Pero al año siguiente debió paralizarse por afectar el correcto desarrollo y espíritu del parque, según la demanda interpuesta por los vecinos del sector en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, lo que era mas que evidente solo viendo las perspectivas del proyecto, y en 2012 se paralizó definitivamente.
            Pero además el Tribunal encontró que se trataba de un desarrollo completamente por fuera de las normas, y pese a que la Universidad pidió que al menos se mantuvieran los estacionamientos subterráneos, la sentencia determinó la nulidad de la licencia de obra y de la concesión de los terrenos, y ha señalado la responsabilidad que le cabe en el asunto a la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla y la Universidad de Sevilla. En consecuencia, ha ordenado la demolición completa de lo ya construido, así como la restitución del terreno a su situación anterior, incluyendo re plantar árboles (ya grandes se supone) y la re instalación del mobiliario eliminado. Según el Tribunal, la construcción del edificio fue realizada fuera del ordenamiento jurídico y por lo tanto no se puede alegar ni justificar nada.
            En conclusión, pese a que es un error que ha causado el despilfarro de recursos, tiempo, materiales y mano de obra, afectando los fondos de una institución dedicada a la enseñanza, la Ley es la Ley.  Por su violación tendrán pagar todos los responsables, incluyendo los que propiciaron el concurso, a los que no se les debería haber escapado el “espíritu" del parque”, tan evidente que fue lo que motivo a los vecinos. Toda una lección para nuestras ciudades, en las que las normas se suelen acomodar a los grandes proyectos oficiales y privados y no al contrario, y en las que raramente se ordena demoler lo indebidamente construido, limitándose las Autoridades a cursar oficios y poner multas, que con frecuencia no se pagan o son ridículas, y guardan silencio mientras las obras continúan.
            En el Parque del Bicentenario en Bogotá, por ejemplo, que debió ser un concurso, se ignoró su espirito y hasta su nombre anterior, cubriendo lo existente y dejando “enterrado” al Mambo, y nada tiene que ver con las escalinatas de la  25 ni el re diseño que había realizaddo Rogelio Salmona, ni con las Torres del Parque, BIC nacional. O en Cali, la remodelación del Estadio Pascual Guerrero al ignorar normas y mantener allí su mas importante escenario deportivo, paralizando periódicamente el trafico de su principal vía y haciendo ruidosos espectáculos nocturnos. Y en el caso de la “hormiga”, una escultura puesta sin autorización en el Parque del Peñón, será la Procuraduría la que dirá si una “protesta pacifica esperando la intervención por parte del estado para llegar a un acuerdo” como alega su autor, lo autorizaba a violar la Ley.

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