Es
preocupante lo muy poco que se han pronunciado los candidatos sobre las
ciudades pese a que en ellas ya vive la gran mayoría de los colombianos, y por lo
tanto allí pasan o se generan casi todos los problemas de los que tanto hablan.
Principiando por el más grave de todos: la corrupción alimentada por la
prohibición de las drogas y no su tratamiento como un asunto de salud pública
pese a que sobre esto si se han manifestado, mas no sobre el grave impacto de
la corrupción en los artefactos urbanos y su consecuencia sobre la calidad de
la vida en ellos. ¿Pensaran los
candidatos que esta es una responsabilidad exclusiva de los alcaldes pese a que
estos hacen burradas?
Al respecto, y como señala Andrés
Felipe J., un lector de la columna ¿Ciudad?
las nuevas tecnologías inalámbricas para transmisión de datos eliminarán la
maraña de cables de fibra óptica que invaden las calles. ¿Habrán pensado los
candidatos que eso afecta no sólo la calidad del servicio sino también la
imagen urbano arquitectónica de las ciudades, y en el impacto negativo de lo
feo sobre la calidad de vida en ellas?. Y en que, como dice Andrés Felipe, la
generación de electricidad con paneles solares cambiará el negocio de las
empresas de energía y obligará a su reestructuración. Y, hay que agregar, a la
de sus servicios, como a la de sus abusivos sindicatos.
Y la calidad del agua potable seguirá
deteriorándose si no se hace un plan de recuperación hídrica que involucre a
todos los actores regionales y nacionales y a lo que igual alude Andrés Felipe
J.. Pero además, como ya se ha dicho en esta columna, es imperativo que se
obligue a todas las nuevas construcciones en el país a que reciclen el agua de
las lluvias y de duchas, lavaderos y lavamanos, para regar jardines y lavar
suelos, y para los inodoros y que estos sean de doble descarga. Y que las
viviendas aisladas, conjuntos o nuevas urbanizaciones dispongan de pequeñas
plantas de tratamiento de aguas residuales. Y está la calidad del aire que
tanto los candidatos como los demás respiramos
Por otro lado, como dice Andrés Felipe
J., la bicicleta empezará a ser cada vez más la protagonista del transporte en
las ciudades, y la movilidad eléctrica se impondrá sobre los vehículos de
combustión interna. Pero además, como tanto se ha insistido en esta columna,
los peatones serán cada vez mas importantes, lo que implica cambios
fundamentales en las ciudades, comenzando por propiciar que crezcan las más
pequeñas y no las más grandes, y que en estas se fomenten nuevas centralidades
que permitan ir caminando a la mayoría de las actividades cotidianas. Pero como
se puede ver, los candidatos aquí poco caminan de verdad y ni siquiera se dan
cuenta de la insuficiencia de los andenes actuales.
Concluye Andrés Felipe J.,
corroborando que el postconflicto no reducirá la llegada de campesinos a las
ciudades y que la demanda de vivienda y servicios será mayor, además de la ya
complicada convivencia en ellas. Es decir, como se ha repetido en esta columna,
que seguirán creciendo aceleradamente, y más con los bienvenidos venezolanos,
lo cual propicia y generaliza la corrupción a todo lo largo de la industria de
la construcción y su incontrolado impacto en el medio ambiente. Es decir, que
al mismo tiempo que las ciudades permiten que pueda vivir tanta gente en el
mundo, lo están destruyendo, pero de su sobrepoblación, madre de todos sus
problemas, y la del país nada han dicho los candidatos.
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