En vista de que el Consejo Nacional
de Patrimonio Cultural no ha tenido la amabilidad ni la sensatez de preguntar
el concepto del Consejo Departamental de Patrimonio Cultural sobre la Plaza de
Toros, considerando que está aquí y no en la capital, este resolvió por
unanimidad, en reunión del 25 de Febrero, hacer pública un carta a dicho
Concejo Nacional, en la que conceptúa lo siguiente:
Que en el polígono donde está la Plaza de Toros (Calle
5, Carrera 56, Calle 3 y Carrera 52) no
debe hacerse ninguna construcción adicional que afecte la imagen actual de la
plaza y su vista desde sus
aproximaciones, y que su uso debe seguir siendo el de escenario para
espectáculos.
Que el área de los estacionamientos
actuales al norte de la Plaza de Toros se debe conservar como un espacio
abierto y público para la ciudad, que permita el disfrute de todos, y que dicho
estacionamiento podría ser reemplazado por uno subterráneo.
Que la zona contigua a la Carrera 56
hace parte del área de protección de la ribera del río Cañaveralejo, y por tal
razón no se pueden hacer nuevas construcciones allí, y que por lo demás hay que
considerar que el polígono completo forma parte de un ejido de la ciudad.
No sobra recordar que el Consejo
Departamental de Patrimonio Cultural del Valle del Cauca estuvo conformado en
dicha reunión por la Secretaria de Cultura del Departamento; un Delegado de
dicha Secretaría; un Delegado de Sociedad Colombiana de Arquitectos, Seccional
del Valle; el Director del INCIVA y un Delegado; un Delegado de la CVC; y un
Delegado de la Universidad del Pacífico.
Considerando que varias entidades
públicas, entre ellas el Departamento del Valle y el Municipio de Cali, tienen
cerca del 40% de las acciones de la Plaza de Toros, no es comprensible que las
autoridades actuales no defiendan ese patrimonio de todos los caleños y se
pongan del lado de los accionistas particulares.
El
patrimonio cultural, dice la UNESCO, es la herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con
la que ésta vive en la actualidad y que transmite a las generaciones presentes
y futuras. Y el patrimonio
arquitectónico, por su parte, es un edificio, un conjunto de edificios o
sus ruinas que, con el paso del tiempo han adquirido un valor que va mucho más
allá del encargo original, y que puede ser cultural, emocional, físico o
intangible, histórico o técnico.
Y la Plaza de Toros de Cali S.A. es una
compañía de economía mixta, de carácter departamental y municipal, de
naturaleza comercial cuyo objeto principal es la explotación del negocio de la
construcción, administración y beneficio de las plazas de toros; el negocio de
la ganadería de reses de lidia; el
negocio de la compra y venta de reses de lidia; y la explotación del negocio de
espectáculos públicos de carácter deportivo, cultural o educativo o de
esparcimiento o diversión, en todos sus ramos y manifestaciones.
Pero los negocios no tienen porque
ser mutuamente excluyentes con el patrimonio. Es un asunto de cultura e
imaginación; y de vencer el facilismo de unos y la dejadez de otros. Al fin y
al cabo Antonio Caballero dice que para una buena corrida se precian toros,
toreros y públicos. Y plazas por supuesto, que como se van a acabar los toros,
mas temprano que tarde, tienen que servir para otros espectáculos.
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