Ir al contenido principal

Cinco puntos más. 01.09.2021

El estar de acuerdo, aunque en mayor o menor grado, con todos los 60 puntos del ideario de Alejandro Gaviria, obliga a señalar cinco que le faltaron, al menos por ahora, y que tienen que ver con las ciudades, ya que son la base de casi todos los demás. Tema que no se puede dar por ya sabido pues es evidente que no lo está para la gran mayoría de los colombianos y de los candidatos a la presidencia, gobernaciones o alcaldías que no lo han estudiado como les corresponde, lo que es muy preocupante.

Pese a que en las ciudades ahora viven más de la mitad de los cerca de ocho mil millones de habitantes del planeta y en Colombia cerca de las tres cuartas partes de sus cerca de 50 millones, ni siquiera se mencionan. Lo que lleva a no entender que la base del asunto es su muy rápido crecimiento, y que este es un problema de fondo que pone en entredicho buena parte de los 60 puntos que plantea Alejandro Gaviria, principiando por el mejor desarrollo de la democracia, urgente en este país.

El no darse cuenta de la importancia de las ciudades implica, por consiguiente, que no se diga nada de la necesidad de auspiciar el crecimiento de las más pequeñas para que se conviertan en ciudades intermedias que son comprobadamente las de mejor calidad de vida. Y que al tiempo se disminuya el fatal crecimiento de las más grandes y su expansión incontrolada invadiendo el campo circundante, así como su descentralización y las vías que las interconecten: ferrocarriles y autopistas.

Nada se habla de la evidente relación de las ciudades con el cambio climático en tanto generadoras directas e indirectas de gases de efecto invernadero, desperdicios y basuras, ni que son grandes despilfarradoras de agua y energía. Nada de la necesidad urgente de poder contar en las más grandes ciudades con sistemas integrados de transporte público, desde los trenes de cercanías a los trolebuses, ciclovías y andenes caminables, en lugar de dejarlas llenar de más motocicletas.

Tampoco se menciona la necesidad, crucial en las ciudades, de más y mejor educación cívica y ambiental pertinente a la calidad de vida en ellas y así la incremente, incluyendo la responsabilidad de tener menos hijos para poder criarlos y educarlos mucho mejor pensando en su mejor futuro. Un futuro que ineludiblemente será cada vez más urbano, aquí y en todas partes del mundo, y por quien sabe cuantas generaciones más si es que no se deja que el cambio climático cambie de pronto todo.

Y no se dice nada de la necesidad de preservar y valorar los monumentos, hitos urbanos y centros históricos de nuestros pueblos y ciudades, ni de la urgencia de aclarar su papel en nuestra historia y en el contexto urbano de cada una. Queda en claro el desconocimiento del papel de la cultura de las ciudades en la civilización desde hace miles de años, y de su ausencia en este país que en tantos aspectos parece estar aún en la barbarie, sumido en la violencia, el clientelismo y la corrupción.

Para terminar, hay que invitar a que se señalen otros puntos, y a que se hagan las correcciones, precisiones y aclaraciones del caso del que sin duda será un programa de gobierno que permitirá votar por propuestas concretas como tanto se ha insistido en esta columna no en vano titulada ¿Ciudad?. Es preocupante ese olvido recurrente de lo urbano/arquitectónico en la política en Colombia, un país que desde hace un siglo pasó de ser mayoritariamente rural a serlo mayoritariamente urbano.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d