Steven Pinker, luego de En defensa de la Ilustración, 2018, se pregunta en su nuevo libro, Racionalidad, 2021, qué es, por qué escasea y cómo promoverla. Para principiar afirma que “solo podemos comprender la naturaleza humana considerando el desajuste entre el entorno en que hemos evolucionado y el entorno en el que nos hallamos en la actualidad”. Luego aclara que: “Del mismo modo que los ciudadanos deberían comprender los principios básicos de la historia, la ciencia y la palabra escrita, tendrían que dominar las herramientas intelectuales del razonamiento certero”. “Estas incluyen la lógica, el pensamiento crítico, la probabilidad, la correlación y la causalidad“ (pp. 14 y 15). Lo anterior lleva a recordar lo dicho por Cervantes: “Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre, cada individuo es una variedad de su especie”.
Más adelante plantea tres sencillos problemas de matemáticas en los que la mayoría de la gente rápidamente se equivoca: “Un smartphone y una funda cuestan ciento diez dólares en total. El teléfono cuesta cien dólares más que la funda. ¿Cuánto cuesta la funda?”. “Se necesitan ocho impresoras durante ocho minutos para imprimir ocho folletos. ¿Cuánto tardarían veinticuatro impresoras en imprimir veinticuatro folletos?”, y “En un campo hay una zona de maleza. Cada día, esa zona duplica su tamaño. El área tarda treinta días en cubrir el campo entero. ¿Cuánto tiempo tardó en cubrir la mitad del campo? (pp. 30 y 31). Y hay que hacer la prueba con varios amigos para comprobar que a estos ‘individuos’ les cuesta trabajo entender las respuestas correctas y aceptarlas.
Como dice Pinker: “La lógica [Ciencia que expone las leyes, modos y formas de las proposiciones en relación con su verdad o falsedad, DLE] es un logro supremo del conocimiento humano. Organiza nuestro razonamiento sobre temas desconocidos o abstractos, tales como las leyes del gobierno y de la ciencia, y, cuando se implementa en silicio, convierte la materia inerte en máquinas pensantes” (p. 38). Y cita al psicólogo Daniel Kahneman quien piensa “que los humanos nunca son tan irracionales como cuando protegen sus ideas favoritas” (p. 52). Y concluye Pinker que: “Los errores clásicos del razonamiento [son] más profundos que el hecho evidente de que nuestros ojos y nuestra mente pueden engañarnos [y] explican cómo nuestra especie puede ser tan inteligente y, sin embargo, tan fácil de engañar” (pp. 52 y 53). Tal como lo hace con sus tres sencillos problemas.
“El hecho de que nuestras reacciones irracionales resulten explicables no es una excusa para recurrir a ellas, en mayor medida de lo que deberíamos fiarnos siempre de nuestros ojos”. “Y, cuando nos adentramos en territorios que están fuera del entorno en el que hemos evolucionado […] confiar en nuestros sentidos puede ser fatal” (p.56). “Y […] en el mundo moderno hemos de saber cuándo dejarlos de lado y dirigir nuestro razonamiento hacia los instrumentos: las herramientas de la lógica, la probabilidad y el pensamiento crítico, que amplían nuestras capacidades de razonar más allá de las que la naturaleza nos ha otorgado. Porque en el siglo XXI, cuando pensamos guiándonos por nuestra intuición, cualquier corrección puede empeorar las cosa y puede enviar nuestra democracia a una espiral de cementerio” (p. 57). Tal cual como ha venido sucediendo en Colombia hace muchos años.
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