Ir al contenido principal

Manuelita y el príncipe. 11.05.2022

 Esta nueva novela de Juan Manuel Jaramillo González es de carácter histórico, romántico y sensual, ya que el poder, el amor y el sexo son los temas de fondo de los varios excitantes sucesos alrededor y después de la noche del 25 de septiembre de 1828 en Santafé de Bogotá, en los que participa activamente Manuela Sáenz de Vergara y Aizpuru y su amante del momento (en la novela) Idelfonso Foción de Céspedes y Santamaría. Y desde luego, también es una novela urbana por pasar en Santa Fe de Bogotá, pequeña pero ya una ciudad, y en varias capitales de Sur América y Europa, menos Madrid, aunque por supuesto siempre está sutilmente presente o en los recuerdos.

Trata de la búsqueda de un príncipe europeo para afianzar el poder en la Gran Colombia, no la democracia impulsada por Estados Unidos, y en medio de un mundo signado por revoluciones, guerras, golpes de Estado y dictaduras, surgidas de la política, en aras de las grandes rutas comerciales e ideológicas, que se debaten en sitios como The Royal Pavillon; Versalles; el Palais Royal; el Palacio Real de Capodimonte; el gran palacio de Caserta; y en el Vaticano, cómo no; y en Santa Fe en el pequeño Palacio de San Carlos pero sobre todo en La Quinta, llamada años después de Bolívar. Y cómo no recordar el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, de Felipe II, aunque no se lo mencione.

El amor, que se mezcla con el poder (como La Mansión/ Tiempos gloriosos, 2017, de Anne Jacobs, y Las lágrimas de Isis, 2019, de Antonio Cabanas) que en la novela de Jaramillo está siempre presente entre el Libertador y Manuelita, la libertadora del Libertador; un amor que no siempre está a merced del poder pero siempre vinculado con él, y que en este caso se volvió una historia extraordinaria, acompañada por Nathan y Jonatas, sus dos esclavas negras que llenaban todos los espacios de cariño y amistad que podían faltarle, hasta la muerte de ella en Paita, Perú, a donde se había aislado del poder que ya no la necesitaba luego de la muerte de Bolívar en Santa Marta.

El sexo acompaña discretamente toda la novela desde el principio hasta el final, no siempre vinculado con el amor pero sí eternamente con el poder, y narrado en esta novela de manera natural y sin preconceptos pero necesariamente incluyendo prostitutas, cortesanas y amantes; y por supuesto parejas unidas por la pasión del amor y el poder, en donde lo erótico no deviene en burda pornografía, pero si como parte sustancial de la vida urbana, ya que más allá de lo biológico es probablemente la práctica social más antigua y universal del mundo, aunque la forma en la que cada uno lo hace puede diferir bastante de ciudad en ciudad, de clase social en clase social y de época en época.

Las ciudades, acá pequeñas y allá grandes, pero sobre todo diferentes debido a que las de acá estaban (y están) emplazadas en el trópico, que está determinado por sus diferentes climas sin estaciones, su relieve de valles y sabanas y altas cordilleras, su gran variedad de vegetación y fauna (ya no tanto lamentablemente), y por sus abundantes aguas de ríos y quebradas (cada vez menos), que generan sus imponentes paisajes; mientras que las de allá con sus grandes catedrales y palacios suelen ser el paisaje mismo. Pero todas compartiendo urbana similar, determinada en todas partes por Las leyes de la naturaleza humana, que es como Robert Greene titula su libro de 2018.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d